Friday, May 13, 2011

May | 13 | El lugar secreto, la sospecha y la trampa de un cazador

Palabra para meditar – SOSPECHA

Salmos 91:1-3
“El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor, ‘Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.’ Sólo él puede librarte de las trampas del cazador.”

El lugar secreto, la sospecha y la trampa de un cazador


El ayudante del cazador agarró firmemente entre sus manos toscas, crueles, picoteadas y ensangrentadas, la pequeña ave joven y asustada, anteriormente gorda y bien alimentada pero ahora hambrienta y reducida. El cazador tomó entonces el hilo y la aguja, y agarrando la cabeza del ave, inmovilizada y casi muerta por el temor y el pánico, le cerró sus ojos parpadeantes e inquisidores y le cosió los párpados. El pobre pájaro ciego y aterrorizado, al pedir ayuda con sus graznidos chillones, atrajo bandadas de otras aves curiosas. Los hombres, al ver éstas acercarse lo suficiente, les partían las patas arrojando varas cortantes hacia la multitud que graznaba; las que escaparon, tendrían su hígado atravesado, pues las flechas filudas de los arqueros expectantes, lanzaban sus astillas de la muerte, puntiagudas y brillantes, que se hundían en la carne protegida apenas por las plumas. El pájaro ciego, con los párpados cosidos, después de escuchar la segada de astillas, los disparos de flechas filudas y los chillidos de muerte a su alrededor, sería finalmente levantada de su lugar de suplicio por el cazador sonriente y agradecido, solo para que le retorcieran el cuello rápidamente y se lo arrancaran de su cuerpecillo ensangrentado, tembloroso y horrorizado. Al fin había llegado la hora de la comida.

Así nos presenta Dios algunas de las tretas que nuestro enemigo usa contra nosotros, el rebaño de Dios. El enemigo está afuera, listo para atraparnos y devorarnos. Ten cuidado, calla, siéntate y escucha, porque esta noche tengo que decirte que existen sólo tres cosas que pueden mantenernos a salvo de las trampas de los cazadores.

En primer lugar, habitar en el lugar secreto del Altísimo. Todos tenemos nuestros lugares secretos, usualmente la cueva de la aflicción de Adulam, adonde nosotros nos retiramos. Pero este lugar secreto en particular que debemos buscar y en el que debemos habitar, es el lugar secreto del Altísimo. El lugar secreto es ese lugar íntimo y personal, ese en el que se sucede la conversación cara a cara y estimulante, las felicitaciones efusivas y los regaños, la comunión íntima; esa conversación que se desarrolla en lo que para otros parecieran ser los tonos susurrados de un chisme. En el lugar secreto tú estás “chismeando” con Dios y Él está “chismeando” contigo. La palabra “chisme” puede estar mal utilizada aquí, mas sin embargo la impresión que nos da, me parece, es de lo más apropiada. Aquellos que están mirando, lo hacen desde cierta distancia y se preguntan, “¿de qué están aquellos hablando?”. Los lugares secretos después de todo, efectivamente alimentan sospechas, y amigos que sospechan y eso es lo que obtenemos del lugar secreto del Altísimo.

Esta sospecha saludable es un salvavidas. Sí, en segundo lugar, en el lugar secreto del Altísimo, Dios ha dorado sutilmente nuestro espíritu con la sospecha luminosa que, como el campo de energía de una anguila eléctrica, chisporrotea y crepita, revienta y zumba, cuando algo adverso se acerca a sus fronteras. Esta clase de sospecha cuidadosa es un regalo del lugar secreto y sus señales y sonidos de advertencia deben ser cuidadosamente atendidos. Si tienes sospechas frente a una cosa, una persona, una dirección, un objeto, una oferta, o una contribución, retrocede. Detente, observa y medita , y si todavía tienes dudas, vuela pajarito, vuela lejos de la trampa del cazador.

Las aves desafortunadamente, son tan tontas como las ovejas. Por eso te animo hoy, porque incluso cuando nosotros, ovejas tontas y aves tontas, hayamos sido atrapados y lastimados por el cazador, la Soberanía de Dios no dejará de ser administrada. Porque a menudo muchos pájaros desprevenidos, los cuales se muestran muy agradecidos, han escapado de la trampa del cazador perdiendo tan sólo unas cuantas plumas, y otros que esperaban la muerte, han sido liberados por la mano amorosa y soberana de Dios.

Si percibes un graznido de pánico, unos ojos cosidos, varas escondidas y el destello de flechas filudas, entonces ten en cuenta la sospecha adquirida en el lugar secreto y huye de la trampa de los cazadores. Si esta noche quedas atrapado en esa misma trampa loca y burlona de los cazadores, entonces clama al Dios Altísimo, pidiéndole la más soberana de sus liberaciones. Él está de tu lado: Con seguridad vendrá en tu ayuda.

Medita: “Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, que lo repita ahora Israel, si el Señor no hubiera estado de nuestra parte cuando todo el mundo se levantó contra nosotros, nos habrían tragado vivos al encenderse su furor contra nosotros; nos habrían inundado las aguas, el torrente nos habría arrastrado, ¡nos habrían arrastrado las aguas turbulentas!” Salmos 124:1-5

Ora: “Bendito sea el Señor, que no dejó que nos despedazaran con sus dientes. Como las aves, hemos escapado de la trampa del cazador; ¡la trampa se rompió, y nosotros escapamos! Nuestra ayuda está en el nombre del Señor, creador del cielo y de la tierra.” Salmos 124:6-8

 

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