Joel 3:18a
“En aquel día las montañas destilarán vino dulce.”
El glutamato monosódico de la mente

Bueno, imagina que vas manejando por una calle y ves el anuncio de una iglesia, el cual es brillante, acogedor e invitante. Ingresas al estacionamiento y hay mucho espacio para ubicar tu vehículo. ¡Bien! La caminata tal vez larga hasta el campus se cancela y se cambia, para bien, por un carrito de golf con techo que te lleva lentamente hasta el frente del santuario y que te deja justo a la entrada de cristal ahumado y llena de candelabros gigantes, que resulta tanto intrigante como atractiva, igual que los cálidos apretones de manos de los elegantes anfitriones. Sencillamente hermoso, y ¡oh! los suaves sonidos de la fuente interior y el fresco olor del café colombiano, o aún mejor, la muy costosa pero fresquísima infusión de Starbucks que te atrae de puntillas, y el aroma que te lleva hasta la mesa de donas glaseadas en donde puedes tomar un Krispy Kreme para luego sentarte a examinar con detenimiento la dulce escena de un servicio brillante y colorido, sensible y moderno... ¡es simplemente encantador! A lo lejos el agradable sonido de la música de adoración navega por la atmósfera ondulante, mientras el visualizador electrónico que marca la cuenta regresiva en el JumboTron bate el tambor que anuncia: “prepárense para cumplir sus deseos”, y lo convierte en una esperanza creciente y palpitante. Además de todo has oído decir que los líderes que hablan, oran y predican hoy, acaban de volver del último de los afluentes del río del mismísimo trono de Dios Todopoderoso, y están completamente bendecidos y explotando, rebosantes de un poder ungido proveniente de lo Alto. ¡Aleluya! y ¡Oh Santo Cielo! Probablemente, (y esperamos que sí) hayan traído con ellos esa bendición, o al menos eso es lo que esperas que hayan hecho porque la radio cristiana local y esos famosos canales cristianos de televisión, han estado informando sobre el “reavivamiento” todo el día, todos los días, desde hace ya semanas. Entonces cuando finalmente te encuentras reunido con todo un grupo de otros amigos expectantes, y el grupo de alabanza aparece y el predicador sonriente relata los rumores del reavivamiento como acciones traviesas y divertidas de la bendición del Padre, provenientes de las calles de oro, grabadas con las huellas de una visita angelical... bueno, pues no va a pasar mucho tiempo antes de que ese gatillo iniciador se dispare y ¡boom! Estás en el suelo. ¡Boom! Tu dinero está en la canasta de la ofrenda. ¡Boom! ¡Inclinas la cabeza y cierras los ojos! ¡Boom! Levantas la mano, sales de tu silla y llegas hasta el frente, “repites después de mí”, firmas la tarjeta, pasas de la lista prospecto a la clase de discipulado 101 y, ¡oh!... en lo que aparentemente fue un abrir y cerrar de ojos, ya has sido salvado, santificado, liberado e inscrito en la membresía y cuotas del 10% para el club, y todo esto, insisto todo esto, sin un atisbo de convicción de pecado ni de verdadero arrepentimiento por toda una vida de pecado contra un Dios Santo; y te diré que aun así, a pesar de todo ello, el anhelado y delicioso vino de la cultura pop del cristianismo, que cae como gotas de rocío, supo mejor de lo que jamás esperaste. Insisto... ¡de lo que jamás esperaste!
Por supuesto es sólo una teoría, pero me pregunto si buena parte del circo que en ocasiones presenciamos y esperamos, por el que incluso aguardamos y disfrutamos, no es más que el resultado de una teoría cognitiva iniciadora. Quiero decir, ¿acaso los resultados de multitudes de personas decepcionadas que más adelante salen por la puerta de atrás de la iglesia en aquellos meses fríos por venir, no sugerirían el uso de este glutamato monosódico para el cerebro? Después de todo, todos sabemos que esa tal Comida China bien sazonada puede satisfacernos ahora, pero de hecho sólo saciará las punzadas de hambre por un rato, antes de que dentro de muy, muy poco tiempo volvamos a sentir que morimos de hambre y vayamos a buscar una dosis de algo más. Porque la comida inicial, con todo y su sabor, en realidad no contenía una sola onza de valor nutricional, era una comida falsa, un relleno emocional, una comida asesina y grasosa que produce paro cardíaco.
Mi experiencia es que sólo hay una cosa de la que se puede garantizar su autenticidad, y esta es, un corazón convencido por el Espíritu y la Palabra, de haber pecado contra un Dios Santo y, con toda razón, muy enojado. Sin embargo, me temo que en nuestra época esto se ha vuelto tan extraño como que un olmo dé peras.
¿Será que todas esas mega preparaciones de las iglesias para las reuniones dominicales están hechas para que el pueblo de Dios sencillamente se reúna y luego, a través de sus métodos consumistas peque sin darse cuenta? ¿Será que estos mega métodos de atracción son meramente manipulación mental? ¡No! Son cosas buenas y apropiadas a la cultura. Sí, incluso pueden corresponder al uso correcto de las cosas correctas. No obstante, estas cosas buenas y apropiadas para la cultura han sido utilizadas en gran medida por el enemigo para decepcionar incluso a los mismos elegidos. En mi opinión pareciera que hemos sido engañados y abandonados como niños, y no somos suficientemente hombres ni suficientemente maduros para distinguir la diferencia entre la manipulación de la mente y del alma, y la profunda convicción del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios. Tal vez, hasta que crezcamos y aprendamos esto, el uso y la aplicación minuciosa de esta mega- metodología aprendida e inductiva, ¡no será nada menos que un falso Evangelio!
Permitamos que el río que hay en nuestro interior entre en efervescencia y brote desde adentro. Asegurémonos de que la Palabra de Cristo abunde en nosotros. Llenémonos del Espíritu. Oremos por un reavivamiento personal del Espíritu Santo, y aun más importante, pidámosle a nuestro Dios que vuelva Su rostro hacia nosotros una vez más y que tenga piedad. Porque con seguridad, cuando en nuestras manos orantes se junte el poder del plutonio de la Palabra con el del Espíritu, el sol, como una chispa y un flash de irradiación resplandeciente, descubrirá incluso al más denso de los seres, y les mostrará claramente lo que son delante de un Dios Santo y enfurecido. Eso es ser convencido de pecado, de justicia y de juicio, y eso es lo que yo llamo “enemistad con el hombre natural”. ¡Adelante con esto!
Medita: “Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.” Romanos 8:5-8
Ora: Porque no andamos en la carne sino en el Espíritu. Tú, el Espíritu de Dios, moras en nosotros y nosotros tenemos vida por la medio de la justicia. Concédele vida a nuestro cuerpo, alma y espíritu y condúcenos como a Tus hijos, de la esclavitud del temor, al júbilo y libre proclamación de nuestra relación contigo, nuestro Padre celestial amorosísimo y santo. Espíritu Santo, ven a dar testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios; consuélanos en todos nuestros sufrimientos, fortalécenos y ayúdanos a alimentarnos y a vivir en esa gran herencia que encontramos en Tu Hijo nuestro Salvador, Jesucristo el Señor. ¡Amén!

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