Wednesday, May 25, 2011

May | 25 | ¿Les dije que estuve en prisión?

Palabra para meditar – RETORCER

Filemón 8,9
“Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza suficiente para ordenarte lo que debes hacer, prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero de Cristo Jesús.”

¿Les dije que estuve en prisión?

A continuación les presento mi versión interlineal de la carta de Pablo a Filemón. Por favor no se ofendan por este intento por decir las palabras que me parece subyacen en las líneas de esta carta. He, sin duda, posiblemente e incorrectamente atribuído al gran apóstol, pensamientos que tal vez nunca siquiera entraron en su cabeza...¿podrá ser? En cualquier caso, sí espero que esto les dé una idea de las prácticas eclesiásticas de este gran Apóstol de los Gentiles, y que les ayude a encontrar el humanismo de esta carta inspirada de Filemón, que siempre resulta deliciosa de leer. Es una de mis epístolas favoritas del Nuevo Testamento y siempre me hace sonreír. Bueno, aquí vamos…

“Esta pequeña nota es de Pablo, (y a propósito, estoy en prisión por servir a Cristo y a los demás, de la forma en que los serví a ustedes, ¡sí, a ustedes! Un esclavista libre) y Timoteo (quien también, sólo para que lo sepan, está editando esta carta personal y conoce su contenido).

A Filemón nuestro querido amigo y colaborador (y no eres un colaborador en prisión, amigo…. ¡estás libre!) 2 a la querida Apia, a Arquipo, nuestro compañero de lucha, y a la iglesia que se reúne en tu casa (quiero asegurarme de que todos los que están contigo también lean esto).

3 Gracia a ustedes y paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (Van a necesitarlas para el momento en que terminen de leer esto…)

4 No dejo de dar gracias a Dios siempre que me acuerdo de ti en mis oraciones, 5 porque he oído hablar del amor y de la fe que muestras hacia el Señor Jesús y en favor de todos los santos. (incluyendo y especialmente, al que te encomiendo con esta carta. Sí, ¡quiero decir a Onésimo!) 6 Que tu participación en nuestra fe común te lleve al perfecto conocimiento (si por supuesto no lo arruinas al rechazar lo que estoy a punto de decirte) de todo el bien que posees por la unión con Cristo. 7 Por mi parte, yo he experimentado una gran alegría y me he sentido reconfortado por tu amor (¡Sí! ¡Amor! Alegría, Consuelo, compasión… ah, y no olvides, ¡amor! Tú buen chico, tú) viendo cómo tú, querido hermano, aliviabas las necesidades de los santos (eres un buen tío, eres mi ‘hermano’. Tú, mi amigo, eres el que me confortas, P.D. Consuélame ahora enviándome de vuelta a Onésimo).

8 Por eso, aunque tengo absoluta libertad en Cristo para ordenarte lo que debes hacer (soy un apóstol, ¿no? Pero tú y yo somos amigos) 9 prefiero en nombre del amor (tú eres un tipo amoroso, ¿recuerdas?) suplicarte (desde una posición muy inferior a esa grandeza que actualmente imagino de ti, tú, el que antes me daba alegría, tú. ¡Tú antiguo amigo consolador!) Yo, Pablo, ya anciano (aahahhh, el viejo y buen Pablo. El bueno y pobre de Pablo, ¿y te dije que estaba en prisión? ¿no?) y ahora también prisionero de Cristo Jesús (¡te lo dije!), 10 te suplico en favor de mi hijo Onésimo (sí, ese sinvergüenza que salió disparado de tu servicio y que ahora me es tan querido como un hijo, incluso como mi propio hijo, incluso como otro Timoteo para mí. ¡Así que cuidado con lo que dices!), al que engendré en la prisión (¿te dije que estaba en prisión?). 11 el que antes no te era de ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, para ti al igual que como lo es para mí (no olvides la última parte… “como lo es para mí”).

12 Te lo devuelvo (tenemos que solucionar eso); recibe en su persona mi propio corazón (Pablo, el anciano, el pobrecito de Pablo… ¿y te dije que estaba en prisión?) 13 Con gusto lo hubiera retenido a mi lado (y por cierto, si así lo dijeras, todavía quiero retenerlo a mi lado), para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio (te dije que necesito que me sirva a mí. Oh, a propósito, ¿estás seguro de que no dije a ti, un hombre libre, que estoy en prisión?) 14 Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces (en otras palabras, amigo, cualquier incumplimiento público respecto a mi sugerencia será considerado por los demás como un perjuicio) no sea forzado (bueno, no abiertamente por lo menos), sino voluntario.

15 Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recibas para siempre, 16 no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido, especialmente para mí (¿te dije que lo necesitaba para que me sirviera? ¿Y no te dije también que estoy en prisión?) , cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor.

17 Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo (Pablo, el viejo prisionero). 18 Y si él te ha hecho algún daño o te debe algo, anótalo a mi cuenta. 19 Lo pagaré yo, Pablo, (aunque no creo que tomes nada de Pablo, el pobrecito y viejo prisionero) que firmo esta carta de mi puño y letra. No quiero recordarte que tú también eres mi deudor, y la deuda eres tú mismo (sin mencionar que, por supuesto… no, sin mencionar que tú estás en gran deuda conmigo. ¿Mencioné eso? ¡Me debes hermano!) 20 Sí, hermano, préstame ese servicio por amor al Señor y tranquiliza mi corazón en Cristo (acéptalo, resuélvelo, envíalo de regreso. Estoy en prisión y lo necesito. Refréscame).

21 Te escribo confiando plenamente en tu obediencia, sabiendo que tú harás más todavía de lo que yo te pido (porque eres un buen tipo. Un tipo libre y yo soy un tipo viejo, a quien le debes, y que además, a diferencia de ti, ¡está en prisión!) 22 Prepárame también un lugar donde alojarme (sin importar lo que hagan, tendrán que enfrentarme en algún momento), porque espero que, por las oraciones de ustedes, se les concederá la gracia de que yo vaya a verlos.

23 Te saluda Epafras, mi compañero de prisión en Cristo Jesús, 24 así como también Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores (hay al menos otros cinco tipos bien conocidos y de influencias junto conmigo, que conocen de las razones y de la solicitud de esta carta privada).

25 Que la gracia del Señor Jesucristo esté con tu espíritu. Amén.

Medita: “Pero Dios, que consuela a los abatidos, nos consoló con la llegada de Tito.” 2ª Corintios 7:6

Ora: Señor, gracias por el Consuelo verdadero y la ayuda real que nos concedes por medio de la administración y el ministerio de otras personas reales. Gracias, Señor. Amén.



No comments:

Post a Comment