Tuesday, May 24, 2011

May | 24 | Los profetas y los especuladores

Palabra para meditar – JUSTO

Nehemías 5:1-7
“Los hombres y las mujeres del pueblo protestaron enérgicamente contra sus hermanos judíos, pues había quienes decían, ‘Si contamos a nuestros hijos y a nuestras hijas, ya somos muchos. Necesitamos conseguir trigo para subsistir.’ Otros se quejaban, ‘Por conseguir trigo para no morirnos de hambre, hemos hipotecado nuestros campos, viñedos y casas.’ Había también quienes se quejaban, ‘Tuvimos que empeñar nuestros campos y viñedos para conseguir dinero prestado y así pagar el tributo al rey. Y aunque nosotros y nuestros hermanos somos de la misma sangre, y nuestros hijos y los suyos son iguales, a nosotros nos ha tocado vender a nuestros hijos e hijas como esclavos. De hecho, hay hijas nuestras sirviendo como esclavas, y no podemos rescatarlas, puesto que nuestros campos y viñedos están en poder de otros.’ Cuando oí sus palabras de protesta, me enojé muchísimo.Y después de reflexionar, reprendí a los nobles y gobernantes, ‘¡Es inconcebible que sus propios hermanos les exijan el pago de intereses!’ Convoqué además una gran asamblea contra ellos.”

Los profetas y los especuladores


Después de soportar varios huracanes en el sur de la Florida y de sobrevivir sus consecuencias, fue allí que como británico, escuché por primera vez el término “graduación de precios” y lo vi puesto en práctica de manera inescrupulosa.

La “graduación de precios” se refiere a colocar precios a los productos a menudo muy por encima del precio comercial, cuando no hay ninguna otra opción de venta disponible. En Inglaterra llamamos a esto especulación. Los gobiernos por supuesto, y en especial las autoridades locales, desaprueban esta práctica y están muy en contra de ella, incluso imponiendo todo el peso de la ley contra los especuladores que la practican. Eso es, a menos que ellos o sus compañeros corporativos, a menudo más grandes y poderosos, también la estén practicando. Todos nosotros buscamos socorro, seguridad, satisfacción y poder al tener más de lo necesario. Sin embargo, si eres parte del gobierno o de las grandes empresas, estar en una posición en la que se tenga “mucho, mucho más de lo necesario” es aparentemente muy seguro y poderoso, incluso si esto ocurre a expensas de otros. Sí, me da pena decir que a menudo los peores ofensores en graduación de precios y en especulación, especialmente en tiempos de paz, son nuestros propios gobiernos y las grandes compañías nacionales.

No era diferente en los tiempos de Nehemías. Los exiliados habían regresado de Babilonia para realizar la reconstrucción física de la ciudad capital y de toda su infraestructura económica de apoyo. Esta redención de la tierra, de la sociedad y del pueblo, fue un trabajo masivo, costoso y de mucho sacrificio. ¿Y adivinen qué? Los ricos israelitas estaban graduando precios con los pobres trabajadores. ¿Y adivinen qué? Los ricos gobernantes estaban ganando con la grave situación de los pobres trabajadores. Con sus prácticas auto-indulgentes, los ricos y las clases dominantes se mantenían económicamente seguros y poderosos, garantizando así, para el futuro, su constantantemente egoísta buena economía, y todo esto a expensas terribles de sus hermanos más pobres, que estaban hambrientos, endeudados hasta el límite y que vendían a sus hijos a la esclavitud. Si pensamos en ello, la mayoría de nosotros en este mundo, incluso hoy en día estamos en esa misma posición pobre.

La respuesta a esto en el tiempo de Nehemías no fue tanto una política de comercio justo sino más bien una política misericordiosa. La repuesta no fue el comunismo, ni tampoco el consumismo. No. El comienzo de la respuesta a esta usura insoportable, a esta especulación arrebatadora, a esta graduación de precios perniciosa, fue vergonzosa, ofensiva e hizo temblar a todos los que estaban involucrados. Se llevó a cabo en términos de una condena, comparación, mandato y maldición profética muy poderosa. Hoy en día necesitamos lo mismo. Nosotros, la iglesia, deberíamos sentir vergüenza, porque pareciera que la famosa calle Fleet tuviera más personas valientes y con el espíritu de profecía en ellos, que nosotros. Tenemos un largo camino por recorrer para probar y recuperar nuestra voz profética. No es de extrañar que el mundo no nos escucha, porque en nuestro silencio, somos terriblemente cómplices de los pecados de nuestra nación.

Medita: “Lo que están haciendo ustedes es incorrecto. ¿No deberían mostrar la debida reverencia a nuestro Dios y evitar así el reproche de los paganos, nuestros enemigos? Mis hermanos y mis criados, y hasta yo mismo, les hemos prestado dinero y trigo. Pero ahora, ¡quitémosles esa carga de encima! Yo les ruego que les devuelvan campos, viñedos, olivares y casas, y también el uno por ciento de la plata, del trigo, del vino y del aceite que ustedes les exigen. ‘Está bien,’ respondieron ellos, ‘haremos todo lo que nos has pedido. Se lo devolveremos todo, sin exigirles nada.’ Entonces llamé a los sacerdotes, y ante éstos les hice jurar que cumplirían su promesa. Luego me sacudí el manto y afirmé, ‘¡Así sacuda Dios y arroje de su casa y de sus propiedades a todo el que no cumpla esta promesa! ¡Así lo sacuda Dios y lo deje sin nada!’ Toda la asamblea respondió, ‘¡Amén!’ Y alabaron al Señor, y el pueblo cumplió lo prometido.” Nehemías 5:9-13

Ora: Señor, envíanos políticos ungidos con una voz profética poderosa y luego Señor, envíalos a los salones de juntas y a juntas del Gabinete, envíalos a los bodegas y a las cenas; envíalos a las comunidades armadas, envíalos a ordenar en contra de las maldiciones, para que la gente pueda ser plenamente liberada de la esclavitud económica. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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