Thursday, February 3, 2011

Feb | 03 | Retorciendo cuellos de paloma

Palabra para meditar – CERCANO

Levítico 5:1
“Si alguien peca por negarse a declarar bajo juramento lo que vio o escuchó, sufrirá las consecuencias de su pecado.”


Retorciendo cuellos de paloma

El servicio de transporte de autobuses de la ciudad de Brighton y Hove es tremendamente diferente al pobre servicio que solía prestar. Ahora uno puede estar en una parada de autobús y con el ‘milagro’ de los satélites de posicionamiento global, contemplar un letrero digital que le dirá con toda precisión, dónde se encuentra cualquiera de los 200 autobuses de la flota actual, y más específicamente, cuándo arribará el autobús en particular que usted está esperando, al lugar donde usted se encuentra. ¡Sorprendente!

El incremento en el costo de la gasolina y el gas está ocasionando tanto un aumento de las estadísticas de ‘gente que escapa sin pagar’ de miles de gasolineras, como también que la cola en las paradas de autobuses se incremente.

Tan solo el otro día mi esposa me comentó que vio a una joven de aspecto rudo al frente de una cola de autobús, saltar al vehículo que recién arribaba, pagar su ‘tarifa de boleto para todo el día’ y mientras que los demás pasajeros compraban sus boletos, ella corrió a la parte posterior del autobús, abrió la ventana y arrojó su boleto recién adquirido a las manos de una amiga que la estaba esperando; ésta última subió al autobús con mucha calma, mostró su pasaje para todo el día, recién adquirido, y se sentó con su amiga. Todos, con excepción del conductor, vieron el incidente. Nadie dijo una sola palabra.

He meditado sobre la razón por la cual nadie dijo nada sobre este acto de hurto y he llegado a las siguientes ocho conclusiones:

1. A la gente no le importa, porque abordar este problema podría retrasar su propio viaje.

2. A la gente no le importa, porque, viendo el panorama total, es una ofensa menor y no amerita el fastidio de la confrontación.

3. La gente está confabulada, porque muchos de nosotros hemos hecho lo mismo, quizá en un área diferente, pero el pecado es el mismo y al confrontar esta ilegalidad, tendríamos que confrontarnos y condenarnos a nosotros mismos.

4. La gente está confabulada, porque es una idea fantástica y ellos podrían utilizarla en otra ocasión.

5. La gente está confabulada porque, de todas formas, el servicio está muy caro, las ganancias que los proveedores obtienen son altas, y es bueno ver algún tipo de retribución.

6. La gente no se responsabiliza por su comunidad; si el conductor no lo vio, entonces ‘¡no es mi problema!’

7. A las personas no les gusta que la gente los vea como ‘delatores’, ‘chismosos’, o ‘soplones’. Esta es una presión muy fuerte que las personas ejercen sobre otras.

8. La gente está asustada, porque la confrontación, con frecuencia, lleva a la violencia sobre el acusador. No vale la pena resultar con una nariz rota por denunciar un hecho incorrecto.
La apatía, la confabulación, la ignorancia, la falta de responsabilidad, la presión de otros y el temor. Estas son las seis causas más comunes de mis propios pecados de negligencia.

El primer versículo del Levítico capítulo cinco, trata sobre estos pecados de apatía temerosa y de ignorancia. ‘El Mensaje’ traduce nuestro versículo para esta noche de la manera siguiente: “Si tú pecas por negarte a declarar u ofrecerte como testigo de algo que has visto o escuchado y que sabes que está mal, tú también serás responsable.” Levítico 5:1.

Ahora, obviamente esto tiene que ver principalmente con el pecado de perjurio en la forma de evasión o falso testimonio. En otras palabras, se da en un contexto de una corte judicial, de modo que si uno se encuentra bajo juramento y se le realiza una pregunta directa, si uno se rehúsa a contestar o, de manera deliberada, cualquiera que sea la razón, da una respuesta errónea, entonces ha cometido un pecado. Jesús se mantenía en silencio ante Sus acusadores hasta que alguien con la debida autoridad le realiza una pregunta directa. Vean:

Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: “Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios”. “Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante verán ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, viniendo en las nubes del cielo.” Mateo 26:63-64.
Jesús es la única persona que conozco, que jamás ha pecado en relación a quebrantar un ‘juramento’. De alguna manera, nosotros lo hacemos todo el tiempo, lo hacemos aun cuando estamos esperando un autobús. Por fortuna, Levítico capítulo 5, nos provee las formas para ofrecer una ofrenda para estos pecados no premeditados, para estos pecados sin intención, para estos pecados de olvido, para estos pecados de negligencia y para estos pecados de temor. La ofrenda prescrita por el pecado cubre todos los niveles sociales y financieros de la sociedad porque, en todos los niveles, este es el pecado de mayor incidencia. Verán, el hecho de no ver estos pecados, en apariencia menores, como algo peligroso, el no ocuparse de ellos en algún punto, lleva a niveles de confabulación y asociación más profundos y, desde esta cosa pegajosa que tienen estos delitos menores se levantan los más acechantes y condenatorios pecados de cobardía y traición.

Sí, son todas cosas peligrosas para nuestras vidas y todos necesitamos el perdón que viene con la sangre de Cristo, la sabiduría que viene por la madurez del caminar y el valor que viene de la relación cercana con el propio Jesús. El perdón, una justicia activa, sabiduría, valor, madurez y una relación cercana con Cristo: Seis respuestas santas para las seis causas comunes de todos nuestros pecados de negligencia.

Medita: “¡Batan palmas los ríos, y canten jubilosos todos los montes! Canten delante del SEÑOR, que ya viene a juzgar la tierra. Y juzgará al mundo con justicia, a los pueblos con equidad.” Salmos 98:8-9

Ora: ¡Padre omnipotente y misericordioso! Hemos pecado y nos hemos desviado de tus caminos como ovejas que no tienen pastor. Hemos seguido los designios y deseos de nuestro propio corazón; hemos quebrantado tus santos mandamientos; no hemos hecho lo que debíamos, antes bien lo que no debíamos hacer eso hicimos; y en nosotros no hay nada bueno. Más tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona, oh Dios, a los que confiesan sus faltas y restaura a los que se arrepienten según las promesas que nos has dado a través de Jesucristo nuestro Señor. Concédenos, oh Padre misericordioso, por amor a Él, que en adelante podamos vivir una vida santa, justa y sobria, para la gloria de tu santo nombre. Amén.
(Oración Vespertina de The Book of Common Prayer (Libro de Oraciones Comunes)

 

No comments:

Post a Comment