Wednesday, February 23, 2011

Feb | 23 | Strudel ‘Celos-ía’

Palabra para meditar – MIRA

Cantares 2:9
“Mi amado es como un venado; se parece a un cervatillo. ¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro, espiando por las ventanas, atisbando por las celosías!.”

Strudel ‘Celos-ía’

Me encanta la comida y en particular la pastelería. La masa fina y elástica del strudel de manzana es una delicia singular para mí, especialmente cuando es hecho en casa, ya que con frecuencia la masa tan fina revela toda la bondad seductora y humeante en su interior. Cuando el strudel de manzana está bien horneado, hace que los chefs se pongan verdes de envidia, especialmente ¡si son franceses! No es de extrañar que un famoso pastel francés haya heredado su nombre de estos sentimientos, ¡y se llame Jalousie (Celos-ía)! Este pastel en particular está cubierto con tablillas, de tal manera que, de manera intencional, ¡expone las sabrosas bondades del burbujeante, fragante y tentador relleno!

Quién se habría imaginado que este tipo de pastel inspiraría al Sr. Van Ellis Huff, graduado de la Universidad de Florida, a inventar la mundialmente famosa Persiana de Vidrio, también llamada la ‘Ventana Jalousie’. Huff admitió haber tomado la idea de una ventana de tablillas de madera que vio en la Barbados Británica, ¡pero el nombre y la inspiración le llegaron del pastel! ¿No fue acaso Eliseo quien, frente a la necesidad de inspiración gritó, en 2ª Reyes 3:13, “¡Tráiganme un pastelero!?” Estoy seguro de que así fue.

Sí, el estilo de esta celosa ‘Ventana Jalousie’ me recuerda el tiempo en que viví en el Sur de Florida, donde la mayoría de las construcciones más viejas, antihuracanes, achaparradas y de un solo piso, todavía lucían las antiguas ‘Ventanas Jalousie’, las cuales a su vez eran representativas de una época ya pasada, cuando el único aire acondicionado con que se contaba era el que entraba al abrir las ventanas y dejar pasar una brisa, al tiempo que se minimizaba el acceso de la calurosa luz solar.

En tiempos bíblicos, las ventanas eran en su mayoría pequeñas y completamente abiertas. No obstante, muchas, especialmente las que se encontraban más arriba y miraban hacia el exterior, eran más grandes y tenían rejas. La gente cayendo desde ellas a su muerte era un gran problema, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, sin embargo, las ventanas enrejadas de la antigüedad, las viejas ventanas de tipo celoso podían ser utilizadas para obtener privacidad y al mismo tiempo tener acceso a una brisa fresca y, también, permitían observar en silencio, y sin ser notados, a la gente que se aproximaba.

En nuestro versículo de esta noche, es la amada, la novia, la que habla de su enamorado espiándola a través de la celosía. ¡Nuestro Dios tiene ojos celosos para nosotros y nosotros deberíamos tener ojos celosos para Él! El versículo de esta noche me habla de deseo, de voyeurismo justo, de protección celosa. Mis amigos, algunos de ustedes deben hacer mejor uso de sus ojos celosos, mirándolo sólo a Él, permitiéndole sólo a la brisa fresca del Espíritu que sople a través de sus propias almas y los refresque.

La pastelería es seductora. También lo son nuestros ojos. Hagamos un uso exhaustivo de las ‘Ventanas Jalousie’ que Dios nos ha dado. Aquél que tenga ojos para ver, que sea muy cuidadoso de lo que ve y sobre lo que deja soplar por las ventanas abiertas de su alma.

Medita: “Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche. De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones.” Proverbios 7:6-10

Ora: ¡Oh mi celoso Dios! Yo me comprometo ante Ti. Espíritu Santo de Dios, abro mis ojos celosos para verte a Ti, ven y sopla a través de mi alma en brisa fresca y seductora, confortante y excitante. Oh Hijo Santo de Dios, mi mirada está fija en Ti, y desde todos mis lugares secretos, desde los rincones de mi alma, te miro fijamente y espero. Oh Dios Padre Santo, las puertas de mi jardín interior y los escalones hacia todas mis alcobas internas, sólo están abiertas para Ti y por Ti. Sí, Dios Trino triunfante, mis ojos sólo se vuelven hacia Ti. Amén.


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