Sunday, February 20, 2011

Feb | 20 | Bueno para las gónadas

Palabra para meditar – PURO

Éxodo 34:6-7
“Pasando delante de él, proclamó: —El SEÑOR, el SEÑOR, Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad, que mantiene su amor hasta mil generaciones después, y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que no deja sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación.”

Bueno para las gónadas

El problema con el pecado es que daña al hombre en su totalidad y esta noche quisiera hablar principalmente a los hombres y a los futuros padres quienes, en su pecado, ciertamente no sólo se dañan a sí mismos sino también a sus descendientes ¡aún hasta la tercera y cuarta generaciones! Esta noche no solamente llamo su atención a nuestro versículo, sino que también cito una investigación científica reciente y aplico a ella, una buena dosis del antiguo sentido común.

Un estudio realizado en los EE.UU. recientemente presentado ante la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS por sus siglas en inglés), sugiere que la salud del padre juega un rol más importante de lo que se creía en la salud de las futuras generaciones. Un equipo de la Universidad de Idaho, en Moscú, realizó pruebas sobre el efecto de un fungicida químico llamado vinclozolina, que ocasiona un trastorno hormonal en embriones de ratas-macho y llegó a la conclusión de que el daño causado ¡se encontraba presente en las ratas después de cuatro generaciones! Ahora, un hombre no es una rata, eso es seguro, (¡algunos desearían que los hombres fueran tan agradables como las ratas!) no obstante, la ciencia es ciencia y los hechos son hechos. Cuando uno fastidia a los espermatozoides de manera deliberada, las repercusiones son generacionales. Dios ha estado diciendo esto por miles de años.

El problema con el pecado es que daña al hombre en su totalidad. Si yo busco satisfacción afuera de los límites establecidos por Dios, las repercusiones se ven en el VIH, la gonorrea, la clamidia y otras enfermedades similares, y en hijos no deseados, privaciones, pobreza e incontables vidas miserables. El pecado daña a los hombres espiritualmente, sexualmente, emocionalmente, socialmente, físicamente y económicamente. El pecado tiene un poder de infiltración holístico. De hecho los últimos resultados científicos también ratifican lo que dicen las Escrituras en cuanto a que el pecado afecta no solamente su “saco de dinero” por generaciones, sino que también afecta su “saco de esperma” por generaciones. ¿Estoy siendo muy crudo, o muy grosero, o muy directo? Bueno, ¡alguien debe serlo! Sí, alguien debe decirle a los hombres y a los futuros padres, que el pecado ¡altera su esperma! No duden de que esto que les digo es verdad, porque aún la Profesora Cynthia Daniels, de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, dice con respecto al daño al esperma masculino y al fluido seminal:

“¡Necesitamos abrir nuestros ojos y ver la evidencia!” Además, el Profesor Neil McClure, un experto en fertilidad de la Universidad Queen de Belfast, en el Reino Unido, reconoció que una vez que el ADN de los espermatozoides es alterado ¡no hay mecanismo para repararlo! Él dice: “No hay dudas de que si fumas como una chimenea o bebes grandes cantidades de alcohol esto redundará en daño a los espermatozoides y probablemente, daño al ADN del esperma. “Mi consejo para cualquier hombre que quiera tener un hijo sería que lleve un estilo de vida tan sano como le sea posible”. Ahora, ¡ese es un buen consejo! Puede que seas una bomba sexual, pero ten esto por seguro: el pecado es una bomba de repercusión descontrolada, la cual si no se desarma, explota a través de las generaciones de la humanidad. ¡Tus generaciones futuras!

No tengo una prueba científica ni tampoco una garantía de las Escrituras para lo que estoy a punto de sugerir, pero me pregunto si el arrepentimiento y la fe que reciben la misericordia y la bondad de Dios podrían proveer una limpieza tan profunda, que pudiera, con el paso del tiempo, llegar hasta los niveles del ADN del esperma y repararlos. Lo que digo es: me pregunto si la misericordia puede reparar a los espermatozoides. Me pregunto qué resultados arrojarían las pruebas sobre los hombres justos, si se las realizara cada siete años. Sí, me pregunto ¿son la bondad de Dios y la gracia de Dios, además, realmente buenas para nuestras gónadas?

Medita: “¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo conforme a tu palabra.” Salmos 119:9

Ora: Yo te busco con todo el corazón; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti. ¡Bendito seas, SEÑOR! ¡Enséñame tus decretos! Con mis labios he proclamado todos los juicios que has emitido. Me regocijo en el camino de tus estatutos más que en todas las riquezas. En tus preceptos medito, y pongo mis ojos en tus sendas. En tus decretos hallo mi deleite, y jamás olvidaré Tu Palabra. (de Salmos 119:10-16)


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