Friday, February 25, 2011

Feb | 25 | El retiro del Borsalino

Palabra para meditar – RETÍRATE

Números 16:1-3
Coré, que era hijo de Izar, nieto de Coat y bisnieto de Leví, y los rubenitas Datán y Abirán, hijos de Eliab, y On hijo de Pélet, se atrevieron a sublevarse contra Moisés, con el apoyo de doscientos cincuenta israelitas. Todos ellos eran personas de renombre y líderes que la comunidad misma había escogido. Se reunieron para oponerse a Moisés y a Aarón, y les dijeron: ¡Ustedes han ido ya demasiado lejos! Si toda la comunidad es santa, lo mismo que sus miembros, ¿por qué se creen ustedes los dueños de la comunidad del SEÑOR?


El retiro del Borsalino


La Biblia es el libro más aterrador que jamás he leído. ¡Los aspectos que nos presenta sobre nuestro Santo y amado Dios son, tanto castigadoramente perplejos como terriblemente perturbadores!

En Números, capítulo 16, ¡decir que el Señor se molestó un poco con Su pueblo es un eufemismo de tal magnitud que se acerca a una completa locura! Enfrentémoslo, vamos a hablar derecho amigos, pues en la simple lectura del texto, ¡pareciera que Dios hubiera perdido la cabeza! La ira de Dios fue encendida de tal manera por estos insensatos, poco agradecidos y confabuladores, hambrientos de poder y arrogantes, que Su justo enojo no conoció límites. Dos veces le dice a Moisés aquí, mientras se remangaba las mangas de su túnica: “¡Sal del camino, compañero, porque de una vez y para siempre, los voy a cachetear a todos!” Números 16 (mi traducción). La palabra hebrea ‘Waakaleh’, traducida aquí como: “tal vez los consuma a todos”, significa simplemente que “¡Él va a sacar la basura y arrojarla en el compactador, y que pasará lo que tenga que pasar!” Dios está muy, pero muy enojado aquí.

En la primera ocasión en que Dios pierde la cabeza en este capítulo (sí, espero que esta pequeña frase les moleste. Debería.) fue la intervención de Moisés la que salvó a toda la congregación. ¡Sin embargo, Dios comoquiera quema vivos, en un Santo fuego de sartén, a los 250 usurpadores que se encontraban quemando incienso; luego se vuelve hacia Datán y Abiram, sus bienes, sus animales y todas sus familias, incluyendo a los pequeños, y los traga vivos en la boca de un infierno quemante! Fue sólo por la intervención de Moisés, en esta ocasión, que toda la congregación se salvó. Dios contuvo su ira.

En la segunda ocasión en que Dios pierde la cabeza en este capítulo (sí, espero que esta pequeña frase les moleste un poco más ahora. ¡Debería!) fue, nuevamente la intervención de Moisés la que salvó a toda la congregación. No obstante, Dios aún envió una plaga que consumió con rapidez, y mató a 14.700 de su pueblo antes de que Moisés y Aarón pudieran llevar a cabo su trabajo de súplica y propiciación permaneciendo de pie entre los vivos y los muertos, hasta que la plaga de la ira fue apaciguada.

¡Estos dos hombres salvaron a Israel en esos pocos días y, quizá, otra mujer salvó a otro hombre y a toda su familia también!

Si miran nuestro versículo de esta noche con atención, verán no solamente los nombres de Coré, Datán y Abiram sino también el de On, hijo de Pélet. Sin embargo, On y su familia no aparecen entre los nombres de los muertos en ninguna parte de los versículos de las Escrituras relacionadas. Pareciera como si un arrepentimiento sabio y rápido hubiese venido sobre On y que después de su pequeña incursión en la ‘Tierra de Usurpación’, él, rápidamente se separa de sus compañeros de crimen. La historia oral de los rabinos nos cuenta que fue la esposa de On quien, enérgicamente, le aconsejó ¡ponerse las pilas, colocarse el Borsalino y salirse del acuerdo a toda prisa! No hay razón para no creer que ella lo hizo y que On agudizó el oído ante la sabiduría de su ‘¡qué crees que estás haciendo!’ esposa. ¡Estoy bastante seguro de que la conversación que transcurrió en la tienda de On hubiera hecho ruborizar a más de un productor de Hollywood! Sí señor, con seguridad, estos eran tiempos de traición y desesperación, y todos sabemos la clase de lenguaje animado que el calor de la desesperación produce en nosotros. Aquí estaban en juego la sangre y el fuego, y la esposa de On no estaba, en manera alguna, cocinando; no señor, no tenía ninguna intención de ‘freir espárragos esa noche’.

Esta noche hay sin duda, ciertos acuerdos no tan limpios en los cuales algunos de ustedes se han metido. Quizá, unos cuantos de ustedes han sido tan afortunados como para tener cerca algunas personas que los aman, que expresaron su profunda preocupación por el resultado de la transacción, pero ustedes los han ignorado. Bueno, si la tierra comienza a temblar debajo de sus pies, si la gente cae como moscas a su alrededor, si su buena esposa aún está haciendo sangrar sus orejas y tú sientes a Dios como enemigo más que como amigo, entonces, ¡quizá sea el momento de comenzar a escuchar, vuelvan a colocarse su Borsalino y salgan ya de allí lo más rápido que puedan, haciendo la danza del ‘pasito pa’ atrás de Borsalino’ a medida que lo hacen!

Medita: Allí el rey de Israel le dijo a Josafat: Yo entraré a la batalla disfrazado, pero tú te pondrás tu ropaje real. Así que el rey de Israel se disfrazó y entró al combate. Pero el rey de Siria les había ordenado a sus treinta y dos capitanes de los carros de combate: No luchen contra nadie, grande o pequeño, salvo contra el rey de Israel. Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, pensaron: Sin duda, éste es el rey de Israel. Así que se volvieron para atacarlo; pero Josafat gritó. Entonces los capitanes de los carros vieron que no era el rey de Israel, y dejaron de perseguirlo.” 1ª Reyes 22:30-33

Ora: Señor, es tan aterrador el abrir nuestros ojos al terrible predicamento en el cual nosotros, nuestra familia o nuestros amigos, nos hemos metido. Al tiempo que colocamos nuestro sombrero Borsolino sobre nuestras cabezas en forma de banana y vamos saliendo del predicamento temible en el cual nos hemos metido, nosotros aquí, junto a Josafat y a la esposa de On, clamamos a Ti por ayuda. Aarggghghghghgh... ¡AYÚDANOS!!!! ¡Amén y amén Señor!


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