Tuesday, February 15, 2011

Feb | 15 | “¡La Verdadera Amistad es Eterna!”

Palabra para meditar – DEDICACIÓN

2  Samuel 19:30
“—Él puede quedarse con todo —le respondió Mefiboset—; a mí me basta con que mi señor el rey haya regresado a su palacio sano y salvo.’”

“¡La Verdadera Amistad es Eterna!”

Hace mucho tiempo, hubo un hombre enano que anhelaba hacer la diferencia. No...no se sabe mucho sobre Johnnie Ring, solamente que era pequeño, poco desarrollado y, en muchos aspectos, indeseable. Sin embargo, la naturaleza amigable de Johnnie hizo que la gente se compadeciera de él. Este sentimiento de lástima y la subsecuente condescendencia amable de otros hacia él fue, sin embargo, lo suficientemente poderosa como para producir una lealtad fanática, la cual se expresó en hacer que un hombre encendiera la luz del cambio, esa luz bajo la cual este mundo oscuro todavía se baña hasta el día de hoy.

John Brown, el gran abolicionista, había permanecido con Conwell unas pocas semanas antes de su ahorcamiento. Ahora, dieciocho meses más tarde, aquello que Victor Hugo llamó “el irreparable pecado de Norteamérica’, el asesinato de Brown, había creado una fisura latente en la Unión, que sacudía la democracia estadounidense hasta la calamitosa desarticulación de la guerra civil”. De sólo diecinueve años de edad, Russell Conwell se había enrolado para la lucha por segunda vez, y en esta ocasión la milicia local lo había elegido como su capitán y habían colaborado para comprarle una brillante espada ceremonial por el cargo oficial. Con esta nueva espada, el Capitán Conwell se veía como un veterano bastante imponente, como un hombre de batalla.

Johnnie Ring era un patriota, aunque estaba tan poco desarrollado que parecía un niño. Tanto así, que su condición le impidió enrolarse para pelear en las fuerzas regulares, por lo tanto, la única manera en la que podía tomar parte en la guerra era rogarle al Capitán Conwell que lo llevara como su sirviente. Conwell ni quería, ni necesitaba un sirviente, pero compadecía tanto a su pequeño vecino de gran corazón, que lo llevó consigo de todas formas. El agradecimiento y la devoción que Johnnie Ring sentía por Conwell por este acto de bondad, sólo eran superadas por su fidelidad, todo lo cual era especialmente notorio en el brillo y cuidado prodigado a esa espada, la cual sus camaradas habían comprado para Conwell.

Johnnie Ring fue un Cristiano devoto y cuando Conwell, un ateo comprometido, se rió por el modo consistente en que Ring leía la Biblia y oraba por las noches, él simplemente fue a leer su Biblia fuera de la tienda de su Capitán y luego, lustraba la reluciente espada de su comandante, ¡cada día con más ganas!

Un ataque sorpresivo de los Confederados a su posición cerca de New Berne llevó a una retirada apresurada del Capitán y de los soldados de la Unión atravesando el puente sobre el río, al cual prendieron fuego con llamas feroces y ardientes después de haberlo pasado, lo que formó una barrera que sus enemigos al acecho no pasarían, y realmente no podrían atravesar. Entre el humo y disparos aéreos, Johnnie Ring, a diferencia de sus camaradas y su Capitán, no se había replegado sino que se había regresado a la tienda de su Capitán para recuperar la reluciente espada que, en su retirada apresurada, había quedado colgada de un poste. Cargando su preciado emblema, Johnny corrió hacia el puente en llamas. Los tiros cesaron, y tanto los soldados Confederados como los de la Unión observaron al pequeño hombre correr directo hacia las llamas crujientes del horno aterrador. Después de unos momentos y ante los pavorosos gritos de todos, Johnny Ring emergió en el otro lado, con toda su ropa en llamas. Después del evento, se quedó por un día o dos más en esta vida y recobró la conciencia sólo una vez, para abrazar la espada colocada respetuosamente a su lado y sobre cuyo acero se leía: “La Verdadera Amistad es Eterna”.

El Captain Russell Conwell dijo que fue por Johnnie Ring, quien dio su vida por devoción hacia él, que más tarde él se convirtió en Cristiano. Por el resto de su vida, el Capitán mantuvo la espada colgada sobre su propia cama. Cada día, el muy diligente Conwell, trabajaba ocho horas por él y ocho por Johnnie Ring. Al hacer esto, el Rev. Russell Conwell se convirtió en el fundador de la Universidad de Temple y durante su vida, ¡habló e influenció a más de 10 millones de personas! Su legado en la Universidad de Temple y sus muchos sermones impresos, han influenciado a muchos millones durante su vida y a más millones después de su muerte.

Sí, hace mucho tiempo, hubo un hombre enano, que anhelaba hacer la diferencia.

Medita: “Una vez que David y Saúl terminaron de hablar, Saúl tomó a David a su servicio y, desde ese día, no lo dejó volver a la casa de su padre. Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo. Tanto lo quería, que hizo un pacto con él: Se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David; también le dio su túnica, y aun su espada, su arco y su cinturón.” 1ª Samuel 18:1-4

Ora: Oh Capitán, mi Capitán, entrego a Ti mi vida con profunda dedicación y servicio, para que mi vida, aun a través de las llamas, emane bendiciones al mundo. Amén.

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