Wednesday, February 9, 2011

Feb | 09 | De plomeros y olvidos

Palabra para meditar – REPARA

Deuteronomio 15:15-18
“Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te dio libertad. Por eso te doy ahora esta orden. Pero si tu esclavo, porque te ama a ti y a tu familia y le va bien contigo, te dice: "No quiero dejarte", entonces tomarás un punzón y, apoyándole la oreja contra una puerta, le perforarás el lóbulo. Así se convertirá en tu esclavo de por vida. Lo mismo harás con la esclava.”

De plomeros y olvidos

No hace mucho tiempo tomé una taza de café en Starbucks con un descendiente del gran abolicionista William Wilberforce. Estoy seguro de que William fue un hombre agradable, pero su descendiente, el plomero, era especialmente agradable.

Detesto la plomería. No soy bueno para eso y, por ende, la evito. Sin embargo las cañerías rotas, atascadas, malolientes y desbordantes en una cocina en funcionamiento, siempre demandan atención inmediata, a pesar del hecho de que el intento siempre fallido de repararlas, me deja mojado, sucio, abochornado, nervioso, irritado y enojado, sin excepción. ¡De veras! esto me sucede principalmente debido a la falta de las herramientas adecuadas y necesarias.

No obstante, con dientes apretados, comienza la lucha libre entre el equipo conformado por el cobre impasible y el de la cañería desbordante y sucia, y desde una distancia segura que la esposa y la familia han aprendido a mantener, observan y escuchan los gruñidos que provienen de un espacio apretado, oscuro y profundo, y de un cuerpo acalambrado y encorvado, comprimido detrás de una secadora blanca cubierta con una manta azul, simplemente, con la mirada fija y aspirando aire frío con los dientes a la vista, para ver si esta vez, mi llave inglesa y yo por una vez, (tan sólo por un vez, oh Señor!), emergeremos victoriosos de la alfombra empapada, en vez de mojados y vencidos con la misma confesión digna de compasión en mis labios de “¡podría hacer esto, querida, si sólo tuviera las herramientas adecuadas!”

Si el plomero viniera, repararía el problema con calma y rapidez, aunque a un costo elevado. Quizá la próxima vez que me encuentre derrotado en las aguas olorosas, un descendiente de Wilberforce descenderá sobre mí y mi angustia y, sin costo, me liberará de mi gran derrota y vergüenza. Detesto la plomería.

Toni Morrison, escritora, editora y profesora norteamericana, ganadora del premio Nóbel, dedicó su novela Beloved (Amada) a los aproximadamente sesenta millones o más de negros africanos que murieron cautivos en África o en barcos de esclavos. En su novela de 1998, uno de los temas es el regreso demoníaco y encarnación de la hija de “Mamá Set”, llamada, Amada. Verán, hace mucho tiempo, Set, la madre, perseguida por los terribles amos de los esclavos, había cortado el cuello de Amada, su propia hija, con un serrucho para evitar que ella pasara por la misma experiencia de la esclavitud y ahora, la niña muerta había regresado para buscar venganza.

Amada, la novela, fue llevada más tarde al cine en una película magnífica del mismo nombre, protagonizada por Oprah Winfrey en el papel de Set, y Thandie Newton como Amada. Hay una escena impresionante y es el exorcismo colectivo de Amada y a continuación de esa escena emocionalmente explosiva, la liberación y sanidad tanto de Set la madre asesina, como de la comunidad africana local. La profesora Karen Baker-Fletcher se refiere al personaje demoníaco de Amada como “una encarnación de una vasta memoria histórica” y hace notar también que “el pasado puede ser olvidado, pero nunca borrado”. Estoy de acuerdo. Ciertamente, Morrison transmite minuciosamente que “aquellos que mueren en forma violenta, no permanecerán en la tierra”. También encontré que eso es verdad, pues las personas y los eventos que uno desea olvidar, siempre se niegan a permanecer en la tierra, y como testimonio de esta verdad, las cañerías gorgojean fuertemente en las comunidades, los bloqueos se producen en las culturas y el quebrantamiento, tarde o temprano, se manifiesta en la sociedad. Nadie está buscando a los recuerdos olvidados, ¡porque no están perdidos! No, por conveniencia, han sido colocados a un lado de manera deliberada. Sin embargo, tengan la seguridad de que todos los recuerdos finalmente nos encontrarán y vendrán a golpear a nuestras puertas, inundando nuestras cocinas blancas, con toda clase de material maloliente. Sí, detesto la plomería, y la de esta clase en particular.

Cuando los recuerdos olvidados se manifiesten, sean uno o muchos, todos necesitaremos un Wilberforce. En la nación, en la localidad y aun en nosotros mismos, todos necesitaremos a alguien con experiencia y con una llave inglesa. Por eso, si van a ser un plomero político, teológico, psicológico o comunitario, será mejor que consigan algunos dones, un poco de entrenamiento y también un poco de deseo para hacer el trabajo, porque puedo prometerles esto, que siempre tendrán que tratar con problemas personales, situacionales, corruptos y malolientes, sean estos de personas o de naciones, quienes a pesar de ser deliberadamente descuidados y aborrecer su propia cañería, no obstante, siempre se sorprenderán y conmocionarán por las manifestaciones de olvidos que, en el final, siempre emergen de las corruptas y turbias aguas de nuestras vidas.

Detesto la plomería.

Medita: “Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te sacó de allí. Por eso te ordeno que actúes con justicia. Cuando recojas la cosecha de tu campo y olvides una gavilla, no vuelvas por ella. Déjala para el extranjero, el huérfano y la viuda. Así el SEÑOR tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no rebusques en las ramas; las aceitunas que queden, déjalas para el extranjero, el huérfano y la viuda. Cuando coseches las uvas de tu viña, no repases las ramas; los racimos que queden, déjalos para el inmigrante, el huérfano y la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno que actúes con justicia.” Deuteronomio 24:18-22

Ora: Señor, envíanos nuevamente un plomero llamado Wilberforce, remueve lo que está estorbando y libéranos de toda nuestra basura. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. ¡Amén!

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