Friday, February 11, 2011

Feb | 11 | Sobre buenos comienzos y mejores finales

Palabra para meditar – ESFUERZO

1 Pedro 2:6-7
“Así dice la Escritura: Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y el que confíe en ella no será jamás defraudado. Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular.”

Sobre buenos comienzos y mejores finales

Debo admitir que con frecuencia, disfruto de la pompa poco sofisticada del Cristianismo protestante postmoderno. Me gusta el simbolismo que en ocasiones empleamos para marcar el fin de eventos significativos y algunas veces, dañinos. Por ejemplo, no hace mucho tiempo escuché sobre una pequeña iglesia que estaba practicando un servicio para ‘olvidar’ viejas heridas y dolores, el cual consistía en la entrega de un objeto personal y simbólico por parte de cada miembro, a los ancianos; los ancianos, a su vez, tomaban los objetos y los colocaban, simbólicamente hablando, a los pies de Jesús, al pie de la cruz. En otra ocasión, participé en un retiro para hombres donde, al final del mismo, los hombres anotaban en un papel sus pecados y prácticas erróneas y luego, todos juntos, las enterraban bajo la tierra roja de una colina de Georgia para así no retomarlas jamás; nunca, en modo alguno desenterrarlas y volver a practicarlas. Fue excelente y como digo, con frecuencia, disfruto de la pompa poco sofisticada del Cristianismo protestante y postmoderno. Es muy conmovedor y de gran ayuda. ¡Por una semana, al menos... o tal vez por menos tiempo!

Algunos de los muchachos que se reunieron en Georgia fueron a ‘recoger’ las prácticas que habían enterrado. La pequeña iglesia que mencioné todavía exhibía heridas abiertas, todavía tropezaba con el bagaje de unos y de otros. De igual modo, podría contarles infinidad de historias de ‘ceremonias’ protestantes ineficaces, cuya satisfacción se puede medir por el tiempo que nos toma sentir hambre después de una comida china, y cuyo poder para resistir la presión permanente de los hábitos pecaminosos hechos a un lado por el boato protestante y postmoderno, es tan fuerte como una lata de Coca vacía en la mano grande de un hombre.
Al haber examinado los resultados limitados de dicho boato protestante y postmoderno, creo que la ineficacia reside en una presunción falsa y un malentendido. Permítanme explicarles:

El falso supuesto de esa clase de simbolismo, es que damos por sentado que “¡con eso basta!” cuando en realidad, ¡con eso no basta, en absoluto! La decisión de reconocer, de ‘olvidar’, de elegir la vida, de ser mejores, de terminar con algo, son todas decisiones buenas y poderosas y vale la pena grabarlas en nuestra memoria por medio de imágenes poderosas. Sin embargo, el gran malentendido es que consideramos a estas decisiones e imágenes como ‘piedra principal’ en lugar de piedras angulares. En otras palabras, las consideramos como imágenes de culminación en lugar de imágenes de comienzo, las vemos como finales en lugar de principios.
Cuando un constructor pone los cimientos de un edificio nuevo y magnífico, con frecuencia hay pompa y celebración, hay imágenes y dignidad, hay aplausos y firmas, hay aclamaciones y cantos. Sin embargo, queda mucho trabajo por delante. ¡Una piedra angular ha sido colocada, una piedra indispensable y fundamental para marcar la medida, la fortaleza y una sólida dirección, ha sido colocada representando un fuerte comienzo para arribar a un cierto final! Ahora, y hasta el momento en que el edificio esté terminado hay mucho por construir, ¡una cantidad vasta y costosa, les prevengo! En el final y generalmente de manera privada y casi siempre sin que sea vista, se coloca la piedra principal como piedra protectora y con frecuencia decorativa, para marcar la terminación del edificio. Es el momento ahora de cortar el listón, de abrir las puertas, de entrar, de regocijarnos y de vivir su funcionalidad.

Mi querido amigo, por favor, recuerda esta noche que hay mucho trabajo y costo personal desde que colocamos la piedra angular hasta llegar a la piedra principal, pero yo te digo... ¡continúa, sigue adelante hasta alcanzar ese objetivo! Comienza a trabajar y finaliza esa estructura santificada que iniciaste junto con Dios. ¿Recuerdas la piedra angular que colocaste alguna vez? ¡No es demasiado tarde para seguir!

Medita: “Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.” Filipenses 2:12-13

Ora: ¡Señor, estaba equivocado! Pensé que había concluído con eso, cuando en realidad sólo estaba empezando a concluir. Por favor, enséñame los planos del arquitecto para este nuevo edificio que hemos comenzado, ayúdame a limpiar los escombros, a encontrar esa piedra angular y construir, con regocijo, algo magnífico, hasta que juntos podamos colocar la piedra principal en su cima y comenzar a vivir productiva y poderosamente. Te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Amén!

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