Friday, January 14, 2011

Jan | 14 | Praderas de Asesinatos

Palabra para meditar – VALOR

Mateo 27:6-10
“Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: La ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre. Así que resolvieron comprar con ese dinero un terreno conocido como Campo del Alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. Por eso se le ha llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que el pueblo de Israel le había fijado, y con ellas compraron el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.”

Praderas de Asesinatos

Las palabras de nuestro versículo para esta noche no fueron nunca registradas por Jeremías. Sin embargo, bajo la guía del Espíritu Santo, Mateo dice que sí fueron dichas por él.

Inmediatamente después, Mateo interpone un paréntesis del profeta Zacarías, a modo de explicación completa y de respaldo para el hecho de que, tanto el incidente y la ocurrencia registrada aquí por él, era en realidad el cumplimiento de una profecía. Esta interjección explicativa de la profecía de Zacarías fue el precio que Israel puso por el ministerio original y profético de Zacarías: ¡el ínfimo precio que se pagaba por un esclavo! En otras palabras, el Israel de la antigüedad estaba diciendo que el ministerio profético y pastoral de Zacarías no tenía valor y, de igual modo, los líderes de Israel ahora estaban diciendo lo mismo sobre el poderoso ministerio profético del Gran Pastor de las ovejas, el mismísimo Jesús. En otras palabras, los líderes de Israel consideraron el ministerio de Cristo como algo sin valor.

Del mismo modo, el día de hoy, muchos pastores y sus ministerios son considerados sin valor. Esto se refleja en los salarios que sus congregaciones están dispuestos a pagarles. Aunque sucede menos que antes, todavía hay muchas congregaciones orando a Dios para que mantenga a sus pastores humildes, al tiempo que ellos tratan de mantenerlos pobres.

Peor que eso, creo, es la temible haraganería Laodiceana de los pastores que hacen que sus ministerios no tengan valor para sus ovejas, dándoles pan rancio, una protección pobre y una guianza deficiente en el largo camino a casa. Estos ministerios podrán están disfrazados de mucho trabajo y de un éxito aparente, pero la verdad es que carecen de valor.

Creo, con respecto a ambos, que dicho ministerio pastoral sin valor puede producir sorprendentemente morgues refinadas y osarios esculpidos, pero rara vez producen vida y simplemente se han vuelto campos plagados de huesos de hombres muertos. Las iglesias que quedan en el Reino Unido a comienzos del siglo XXI son un testimonio de esto… ¡me pregunto si un factor que ha contribuido a esto ha sido una predicación pobre y una guía pastoral más pobre aún!

Compañeras ovejas, ¿puedo animarlas esta noche para que animen a sus pastores con palabras y obras en el ministerio hacia nosotros? Compañeros ministros, ¿puedo animarlos esta noche para que trabajen de tal forma entre las ovejas de su prado, que su ministerio sea valorado grandemente? Porque verán, la ausencia de buenos pastores trae consigo la ausencia de un buen ministerio, lo que significa que la oveja de Dios será, en esencia, vendida a la esclavitud. Sea lo que sea que hagas Pastor y miembro de la iglesia, ¡no conviertas los verdes prados de Dios que corren a la vera de los manantiales de aguas plateadas y tranquilas, en praderas de asesinatos donde los lobos corren desenfrenadamente!

Medita: Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia son dignos de doble honor, especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza. Pues la Escritura dice: “No le pongas bozal al buey mientras esté trillando”, y “El trabajador merece que se le pague su salario”. No admitas ninguna acusación contra un anciano, a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos. 1ª Timoteo 5:17-19

Ora: Padre, ayúdame a valorar en forma justa a esos ministerios y a esos ministros que son ante tu vista, eternamente preciosos. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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