Wednesday, January 19, 2011

Jan | 19 | De canciones como Jerusalén y mermeladas

Palabra para meditar – INFLUENCIAR

Apocalipsis 21:2-4
“Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y decía: ¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.”


De canciones como Jerusalén y mermeladas

Recuerdo que cuando era Pastor en una villa, asistí a mi primer fiesta de Navidad del ‘Instituto de la Mujer’ (IM) y estuve muy entretenido en ella junto a varias mujeres mayores, de alrededor de sesenta años, vestidas con leotardos color verde esmeralda brillosos, cantando viejos cantos de guerra y bailando tap con sombreros negros altos y bastones plateados que golpeaban en el suelo viejo y sucio de madera, del lugar que servía como teatrito de la villa. Esa tarde, los músculos de mis mejillas experimentaron una risa severa y yo resulté, por siempre, facialmente arruinado por esa risa, ya que mis mejillas ¡nunca volvieron a su firmeza anterior desde esa fatídica tarde llena de alegría!

Durante la Primera Guerra Mundial, mientras dirigían los Centros de Conservación financiados por el gobierno y fabricaban y enlataban mermelada que se hacía con el exceso de alimento, el IM adquirió su mítica orientación hacia la fabricación de mermelada. Es curioso, pero fue unos treinta años antes de esto, durante la Gran Guerra, cuando el abandono que los hombres hacían de la tierra en el Reino Unido, especialmente en áreas rurales, comenzó a hacerse sentir en la economía del país, y John Nugent Harris, secretario de las entonces Sociedades de Organización Agrícola, se encontró con la Sra. Madge Rose Watt, proveniente de la Columbia Británica, para iniciar en estas Islas, el afamado Instituto de la Mujer. Al momento de escribirles hoy, el IM cuenta con más de 225,000 miembros en toda la nación y durante noventa años o más, ha representado una fuerza e influencia tanto en las comunidades locales como a nivel nacional. Sí, y aunque muchas reuniones locales del IM comienzan con la canción de Blake “Jerusalén”, esta organización va mucho más allá de ser algo sobre “Jerusalén y mermelada”. La lista de situaciones que el IM ha abordado es enorme, y para dar algunos ejemplos, en 1986 fue la primer organización en presionar al Gobierno en cuanto a la lucha contra el Sida, y ¡quién puede olvidar el año 2000, con la protesta hacia el Primer Ministro Tony Blair, ¡que se llevó el más largo, más público y más publicitado y lento aplauso de desaprobación jamás dado! En ambas situaciones, la nación se dio cuenta del IM.

Como Cristiano, siempre estoy en busca del cumplimiento de las promesas. Estoy buscando mejores tiempos por venir, un mundo mejor, donde también busco mi Nueva Jerusalén, mi hogar eterno, mi ciudad, cuyo constructor y hacedor es Dios. De muchas formas entonces, la vida Cristiana se trata de abrazar a esa otra vida, vieja y divertida, de “canciones y mermeladas”.
Para el mundo que observa, por supuesto, (bueno, no nos están observando tanto últimamente, eso es seguro) pero para el mundo, nosotros la Iglesia, jamás debemos permitirnos el ser comparados a lo irrelevante y risible de las reunioncitas sociales. No, deberíamos tomar una página del manual del IM aquí y organizarnos en células de bondad local y en un cuerpo creciente de influencia nacional. Nosotros los Cristianos, debemos organizarnos como nunca antes. Sí, apoyemos las organizaciones que tenemos las cuales, ¡no son suficientes para hacer el trabajo! ¡Debemos organizarnos más y mejor! ¡Lo que quiero decir es que ¡hay una guerra allá afuera, después de todo amigos!

Sin embargo, la diferencia entre nosotros y el IM es que, en el final, ¡todas nuestras organizaciones, todos nuestros proyectos de bondad local deben apuntar a la esperanza del cielo, y todas nuestras presiones a nivel nacional deben estar relacionadas con la dulce bondad de Dios hacia nosotros en Jesucristo! Sí, queridos amigos, sin la suprema simpleza de las señoras mayores, escasamente ataviadas en leotardos verde esmeralda y del grupito social echándoles porras, en el final, todos nosotros, los Cristianos, debemos ser como las canciones y la mermelada, y permítanme decirles esta noche que, ¡tener que ver con eso dista mucho, pero mucho, de ser viejos, estar desactualizados o ser irrelevantes!

Medita: “Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada. La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.” Santiago 1:26-27

Ora: Señor, gracias por las canciones y por la mermelada. Ahora, con esta esperanza de Tu bondad y visión sobre nuestra plenitud, ayúdanos a dar esperanza y bondad a otros. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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