Saturday, January 22, 2011

Jan | 22 | Los irreconciliables

Palabra para meditar – VITAL

Apocalipsis 6:9-12
“Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sufrido el martirio por causa de la palabra de Dios y por mantenerse fieles en su testimonio. Gritaban a gran voz: ¿Hasta cuándo, Soberano Señor, santo y veraz, seguirás sin juzgar a los habitantes de la tierra y sin vengar nuestra muerte? Entonces cada uno de ellos recibió ropas blancas, y se les dijo que esperaran un poco más, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que iban a sufrir el martirio como ellos.”

Los irreconciliables

Uno de los muchos lugares en que nuestro versículo de esta noche puede ser encontrado es en una placa conmemorativa original erigida en 1706, para conmemorar el fallecimiento de los “Covenanters Irreconciliables”, y que se encuentra en una sección del Patio de la Iglesia Grey Friars, en Edinburgo. Es verdad que su principal perseguidor, Sir George Mackenzie, de Rosehaugh, o “Bloody Mackenzie”(El Sangriento Mackenzie) como reza su epitafio, está enterrado en un hermoso mausoleo a no mucha distancia de aquellos a quienes él persiguió tan terriblemente. Sin embargo, en esta larga lucha por las islas sangrientas, no es extraño que algo como esto pase.

Hace no muchos años, por primera vez en un siglo, se levantaron cargos en contra de algunos jóvenes sinvergüenzas por ‘perturbar un sepulcro’. Ellos entraron en esta misma tumba de Bloody Mackenzie, robaron su cráneo y ¡lo utilizaron como marioneta! La ley sobre perturbación de sepulcros tenía como intención original el tratar de evitar que los profanadores de tumbas, los ladrones de cuerpos, removieran los cadáveres recién enterrados y vendieran esos cuerpos a la ciencia médica. No es de asombrarse entonces, que esta parte de Friars en particular, famosa por las violaciones a los derechos humanos y tanta perturbación no sagrada, sea reportada como llena de actividad paranormal aún hoy.

Mackenzie no era tonto. Hombre instruido en escritos y letras, un experto en leyes de su época, se convirtió en la marioneta de la ley de prerrogativas, o la ley de ‘los Derechos Divinos de los Reyes’, los cuales permitían a la Nobleza hacer lo que quisiera, con quien quisiera, y cuando quisiera; y todo esto dentro de los límites históricamente establecidos para ellos por sus nobles y por la iglesia de Roma. Escocia, en el complicado malestar de la reforma de esos días, entró casi como un sólo hombre, en lo que yo llamaría el Pacto Nacional del ‘Derecho Divino de la Iglesia’, como lo expresaba especialmente el gobierno Presbiteriano, para difundir la Palabra de Dios. Un enfrentamiento sangriento de proporciones nacionales era inevitable.

Esencialmente, este Pacto Escocés y Nacional representaba el rechazo de toda prédica protestante independiente e inconforme y, especialmente, de esa forma de gobierno Episcopal, a la que Isabel 1ra había llegado tan limpiamente, que trajo no solo algo de paz a Inglaterra, sino que permitió que el gobierno monárquico se expresara a través de los Obispos de la Iglesia de Inglaterra. Escocia no admitiría ningún tipo de intromisión del poder Papal, según ellos veían que decía el Gobierno Episcopal y la orden de servicio en el Libro de oraciones comunes. ¡No! ¡Era Presbiterianismo o la muerte!

Luego de la Guerra Civil y de la restauración de la monarquía, fue James Stuart quien intentó unir los Reinos de Escocia e Inglaterra, primero por medio de demandas y de la política y, cuando eso falló, por medio de la coerción violenta. Multas impuestas por la asamblea a los Covenanters disidentes y la devolución de sus viviendas a los predicadores Covenanters alguna vez despojados, fue un gran movimiento político que no dejó a nadie, a excepción de los irreconciliables de línea dura, apoyando al gran Pacto Nacional Escocés. Estos mismos Irreconciliables, finalmente, fueron rodeados y llevados a prisión. Algunos murieron allí, otros fueron deportados y otros martirizados.

Mackenzie, valiéndose de la vieja ley de prerrogativas, influenció y gobernó, movió, hizo a su antojo y tuvo la oportunidad, no sólo de llenar sus flacos bolsillos, sino también de ser utilizado como la marioneta de mano de Satanás contra el pueblo de Dios. Porque si quitamos las arengas políticas y la chusma nacionalista enardecida que algunos llamarían rebelión, llevada a cabo por los predicadores de la Alianza en contra del gobierno de esos días, entonces nos queda la matanza terrible del pueblo de Dios durante este tiempo.

La política es siempre un tema complicado y siempre ha estado manchada de rojo cuando se materializa entre las personas de estas, a menudo, frías y grises islas. Aun así, cuando vemos las sombras de la muerte, tan abiertamente desplegadas hacia el pueblo de Dios y contra el pueblo de Dios, entonces podemos estar seguros de que el que mueve esta boca abierta de la muerte, no es otro que el propio Satanás.

Cristiano, hay una batalla a tu alrededor y entre todo el clamor sabe esto, ¡que el diablo desea destruirte! En verdad salió para destruir a todo el pueblo de Dios. Nosotros somos la causa de su confusión, nosotros somos su objetivo, y la destrucción nuestra es su propósito. En cada continente y en todas las épocas, siempre ha sido así, y siempre lo será.

Sin embargo, si fueras el único Cristiano vivo en el planeta tierra, todo el cosmos, todo el continuum espacio-tiempo multidimensional, todo el cielo, la tierra y el infierno, girarían a tu alrededor, alrededor de tus oraciones, de tu poder en Jesús y tus acciones en, por y a través de Él. ¡Así que duerme bien esta noche, porque mañana es el momento de comenzar a vivir, para ser embajador en este mundo y el mundo por venir!

Medita: “Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios. Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él recibiéramos la justicia de Dios.” 2ª Corintios 5:18-21

Ora: Nosotros, los Irreconciliables de este mundo, hacemos un pacto por el resto de nuestros días, de proclamar el gran ministerio de la reconciliación del mundo, para Dios, el Padre, a través de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

 

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