Wednesday, March 2, 2011

Mar | 02 | Lidiando con el Reverendo Bill Etera

Palabra para meditar – DA

Deuteronomio 12:19
“Ten cuidado de no abandonar nunca al levita, mientras vivas en esta tierra.”

Lidiando con el Reverendo Bill Etera

¡Los Levitas no tenían herencia en la tierra de la promesa! Puede decirse que los Levitas servían a las necesidades espirituales del pueblo de Dios. Esta era su comisión y su destino. Para ayudarlos a cumplir con esto y alcanzar ese destino, Dios Todopoderoso hizo obligatorio, entre las personas con las cuales ejercían su ministerio, que ellas no olvidaran apoyar materialmente a los Levitas. Si eso sucediera, quizá algunos Levitas morirían de hambre, aunque yo creo que la mayoría se hubiera ido y buscado trabajos bien remunerados en otra parte. En otras palabras, en caso de necesidad material, tal vez ellos abandonarían su llamado y su destino.

Permítanme entonces que en esta noche desvíe mi atención a los ministros del Nuevo Testamento donde por lo menos hay dos clases de ministros:

Primero, el ministro bajo contrato. Son esos ministros que han sido empleados por las congregaciones que pueden pagarlos y han celebrado un contrato vocacional y financiero mutuo. Esta es siempre una posición precaria y yo sé de muchos ministros quienes, una vez que dejaron de complacer los oídos de sus empleadores, fueron privados financieramente por esas congregaciones, y fue hasta tal punto, que por muchos años estuvieron arruinados en el aspecto financiero, y en los otros también. Si ustedes están empleando un ministro y desean despedirlo, enviarlo a otro lado, o reemplazarlo, ¡simplemente díganselo! ¡No lo arruinen, no lo maten de hambre, díganselo! Si fuera necesario, lleguen a algún tipo de arreglo financiero con él; sí, despídanlo si deben hacerlo, pero no lo destruyan. Hablen con él y como mínimo, denle algo de tiempo para encontrar un trabajo en otra parte, para que tenga la posibilidad, contractualmente hablando, de expresar su llamado vocacional. Sí, en caso de que haya malos entendidos, díganselo. No obstante, si la que llega a ustedes es la palabra predicada con devoción, si no pueden soportar el calor de la ‘cocina’ profética, entonces por favor, la próxima vez busquen un ministro en la asociación de protección a los gatos, porque hay mucho gato faldero por todas partes, que se conforma nada más con un tazón de leche. ¡Yo les aseguro que no van a tener que ir muy lejos!

Segundo, el ministro relacional. Hay ministros que no han celebrado contrato con ninguna congregación, ni tienen una afiliación ministerial o denominacional, sin embargo saben que Dios los ha llamado a un vida de ministerio en la cual deben confiar en Él para la provisión de sus necesidades materiales. Con estas personas uno puede realizar contratos privados y verbales; sin embargo, si lo hacen, cúmplanlos. Además, aquellos de nosotros que realmente nos interesamos y nos beneficiamos del ministerio de estas personas, deberíamos, cuando fuera posible, dar a su ministerio y darles a ellos. Recuerden hacer esto mientras buscan y utilizan su ministerio, ¡no cuando ellos intentan imponer su ministerio y obligaciones financieras sobre ustedes! No obstante, esta dádiva a la cual ustedes se comprometen no es contractual u obligatoria, sino más bien, está impulsada por el Espíritu Santo y la conciencia. Aun así, tengan cuidado en este punto, que su conciencia no sea intimidada por tácticas para dar, de ningún tipo. Ustedes no se encuentran bajo ninguna obligación de mantener a esas personas. Si Dios los ha llamado a un estilo de vida sustentado en la fe financiera, entonces Dios proveerá para ellos. El Espíritu Santo y tu conciencia pueden guiarte a dar, ¡pero no existe una obligación contractual en absoluto!

Existe otra clase de ministro al cual he de hacer referencia, y el cual predomina en nuestros tiempos. Estos no son ministros del Nuevo Testamento de ninguna manera, pero abundan dentro y alrededor de la iglesia. Estos son los vendedores ambulantes, los mercachifles, los comerciantes y los vendedores de varias marcas de la buena y anticuada ‘pócima mágica’. ¡Los reconocerán fácilmente porque siempre tienen para ustedes un ‘producto’ que, si lo compran, los hará sentir bien; especialmente, si el producto no te hace nada en absoluto! Estos tipos por lo general, se visten en billetes y se hacen llamar “Reverendo Bill Etera”. Así que, a menos que se deleiten en la espiritualidad de plástico, evítenlos como a la plaga y naveguen a buena distancia, porque el fuego extraño siempre es devorado al final. ¡Siempre!

Entonces, en cuanto al dar y a su propia billetera, puedo animarlos esta noche para que se comporten como hombres de verdad. ¡Sean inteligentes, sigan siendo generosos, pero háganse intensamente prácticos!

Medita: “No olvides al levita que vive en tus ciudades, ya que él no tiene posesión ni herencia contigo” Deuteronomio 14:27

Ora: Señor, ayúdame a dar generosamente y con sentido práctico a aquellos con quienes me he comprometido. Para todo lo demás, oh Señor, guíame y dirígeme en mi “dar”. Finalmente Señor, respecto del Reverendo Bill Etera, ayúdame a ver que él ya está lo suficientemente gordo como para estallar y morir, y que tengo demasiada “pócima inútil” en mis estantes ¡como para siquiera pensar en comprar más! Oro en el nombre de Jesús. Amén.


No comments:

Post a Comment