Friday, March 11, 2011

Mar | 11 | ¡Corta con eso!

Palabra para meditar – CORTA

Lucas 7:36
“Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa.”

¡Corta con eso!


En su obra Las Mujeres Fenicias, Eurípides escribió “Dime con quien andas y te diré quien eres”. Este dicho tiene por lo menos 2,500 años de antigüedad, y sin embargo, ha resistido la prueba del tiempo y es tan cierto hoy como lo era entonces.

“Dime con quien andas y te diré quien eres”. Jesús era conocido entre los hombres religiosos como “¡un glotón y un borracho! ¡Un amigo de los recolectores de impuestos y de los pecadores!” Sin duda alguna, nuestro Jesús era amigo de todas las rameras y de los ‘buenos para nada’, y no ocultaba esto al mundo que lo observaba al brindarles, como lo dijo tan deliciosamente un viejo comentarista, “su amistad en la mesa, como la forma más enfática de declarar su unidad con ellos”. Sí, Jesús aceptaba las invitaciones de los hombres de peor reputación, pero hacía esto con la Divina intención de ofrecerles una invitación a la mesa del perdón del Padre. La asociación de Jesús con los hombres de mala reputación siempre los llevó a su sanidad, a su arrepentimiento y a su transformación. Permítanme preguntarles esta noche, ¿su asociación con hombres de mala reputación los lleva a ellos a esta misma transformación? ¿O ellos los están transformando a ustedes?

“Dime con quien andas y te diré quien eres”. Rara vez se veía a Jesús con los hipócritas, al menos no en camaradería y compartiendo la mesa, aunque nuestro versículo de esta noche es una excepción notable. A pesar de todo, aun esta mesa de camaradería era con el solo propósito de la revelación y la demostración. La revelación de los corazones y la demostración del perdón del Padre. Díganme, una vez más, ¿por qué se asocian con los hipócritas?

“Dime con quien andas y te diré quien eres”. Siempre es bueno estar rodeado de buenos libros y buenos hombres, son cosas con las cuales asociarse, e incluso, para permitir que dejen una huella en ti. No obstante, hay algunos lobos, sí, hay algunas estrellas errantes de las cuales debemos apartarnos. ¡Hay algunas bocas pequeñas que hablan cosas grandes, algunos tontos que se deleitan en jalar a los perros de las orejas, algunas mujeres insensatas y algunos hombres de mala reputación de los cuales será mejor que nos alejemos y, más aún, que cortemos todo lazo con ellos! Cuando lo hagan, (¡y deben hacerlo!), asegúrense de explicarles por qué lo hacen. ¿Quién sabe? ¡Tal vez hasta cambien su manera de ser! ¿Por qué no verlo como la propina que dejan al abandonar la camaradería de la mesa? Así que, dejen una buena propina, ¡y nunca regresen!

Medita: “Estos individuos son un peligro oculto: sin ningún respeto convierten en parrandas las fiestas de amor fraternal que ustedes celebran. Buscan sólo su propio provecho. Son nubes sin agua, llevadas por el viento. Son árboles que no dan fruto cuando debieran darlo; están doblemente muertos, arrancados de raíz. Son violentas olas del mar, que arrojan la espuma de sus actos vergonzosos. Son estrellas fugaces, para quienes está reservada eternamente la más densa oscuridad.” Judas 12-13

Ora: Señor, dame olfato para los lobos y permíteme que desde el rabillo de mis ojos abiertos pueda ver sus dientes ocultos. Señor, dame un buen ojo para las grandes nubes que no traen agua y un oído para las olas que rompen. Dame sensibilidad para los árboles que no dan fruto y cautela para las estrellas fuera de control que surcan mi cielo como un rayo, te lo imploro; y por último, por lo que más oro en el nombre de Jesús, dame un hacha, una vista recta, mucho valor y un gran brazo ¡para cortar toda raíz de tinieblas en mi vida! Amén.


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