1 Tesalonicenses 2:6-9
...ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes...
Sobre hadas mágicas y conejos de terciopelo
¡Dios quiere que tú seas un hada! Ahora, he ahí un sermón que no van a escuchar con demasiada frecuencia. Sin embargo, creo que es la verdad. ¡Dios quiere que tú seas un hada!

Como sucede, tanto en las historias como en la vida real, el niño se enferma gravemente con escarlatina y cuando lo envían a la costa para su recuperación, le regalan un conejo nuevo, con ojos de vidrio brillantes. La razón para esta sustitución, insensible en apariencia, era la práctica imperante en aquellos días de quemar todos los objetos que hubiesen estado en contacto con el germen de la escarlatina para, de esa forma, asegurarse de que la infección no se esparciera. ¡Qué bíblico!
En ese momento, el viejo conejo de terciopelo, mientras aguarda su destino final en las llamas ardientes en las cuales perecerá, llora una lágrima verdadera, ¡y esta lágrima verdadera atrae al hada mágica de la recámara de los niños! Aunque el conejo creía que era real, el hada le dice que, en verdad, él era real solamente para el niño. En el desenlace, el hada de la recámara de los niños lo lleva volando debajo de unos árboles, donde el viejo juguete de terciopelo se ve a sí mismo, por fin, transformado en un conejo muy real, y se aleja a toda velocidad para unirse a los otros conejitos saltarines en los maravillosos y salvajes bosques. ¡Qué encantador!
La escarlatina parece haberse vuelto menos agresiva para los niños hoy que en el pasado, donde la arrolladora enfermedad dejaba a los niños con cicatrices, a menudo, peores que la muerte. Fue esta fiebre roja la que dejó sorda y ciega a una edad muy temprana, a una pequeña niña noruega llamada Kaata Ragnhild Tollefsdatter. A mediados de los años de 1800 el aislamiento a que se vio sometida esta jovencita fue profundo y digno de lástima.
Un maestro noruego llamado Elias Hansen Hofgaard, se hizo cargo del cuidado y la educación de esta joven mujer, tan perjudicada por la fiebre escarlatina y, con gran dedicación, utilizó el ‘método oral’ para enseñar a Kaata, y así reveló a la sociedad la primera persona sorda y ciega en la historia del mundo, con la capacidad de hablar. Estoy seguro de que han escuchado sobre ella, y sobre Hofgaard, su hada mágica de la recámara de los niños. ¿No?
Caroline Yale, una maestra norteamericana de alumnos ciegos fue la que, en cierta forma, desarrolló este método Hofgaard de instrucción para personas sordas y ciegas. Además, una de sus alumnas, la Sta. Sophie Alcorn, puso este método en práctica en dos jóvenes niños, Tad Chapman y Oma Simpson, lo que dio lugar al método de instrucción conocido como Tadoma, donde la persona sorda y ciega podía sentir las palabras colocando su dedo pulgar sobre los labios del interlocutor y sus otros dedos seguían la línea de la mandíbula, los tres dedos del medio sobre las mejillas del interlocutor y el dedo meñique posicionado, de manera efectiva, para captar las vibraciones de la garganta del mismo. Sophie enseñó su ‘Método Tadoma’ realmente bien y, más adelante, una de sus alumnas, la Sta. Anne Sullivan, en un día como hoy de 1887, llegó por primera vez a la vida de una niña de conejo de terciopelo, de 6 años de edad, seriamente dañada por la escarlatina. Su nombre era Helen Keller.

¿Cómo está tu trabajo misionero entre los ‘sordos’ y los ‘ciegos’? ¿Cómo está tu instrucción de discípulos esta noche? ¿Cómo está tu dedicación esta noche? Sí, ¿a cuántos pequeños conejos andrajosos, creyentes de mentiras y aislados estás salvando de la hoguera?
¡Dios quiere que tú seas un hada! Ahora, he ahí un sermón que no van a escuchar con demasiada frecuencia. Sin embargo, creo que es la verdad. ¡Dios quiere que tú seas un hada!
Medita: “Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres les es anunciado el Evangelio.” Lucas 7:22-23
Ora: ¡Señor, cumple las palabras de Tus buenas nuevas! Ayúdame pues Señor a estar enfocado y dedicado a ir y hacer discípulos. Amén y amén.

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