Sunday, March 13, 2011

Mar | 13 | La sabiduría de no ensuciar el umbral de tu propia puerta

Palabra para meditar – SABIDURÍA

Proverbios 11:29
“El que perturba su casa no hereda mas que el viento, y el necio termina sirviendo al sabio.”

La sabiduría de no ensuciar el umbral de tu propia puerta

Por enésima vez, en un par de días volaré cruzando la laguna una vez más. Siempre trato de volar de la manera más barata, lo cual generalmente significa volar a las horas más inusuales. Siendo así, entenderán que la mayor parte del tiempo estoy o acalambrado o malhumorado, y supongo que lo único que deseo hacer es mirar las películas que pasan en los vuelos. Como dato interesante, sucede que la primera película que pasaron en un vuelo basa su título en nuestro versículo de esta noche. En 1960, los pasajeros de la primera clase de la Aerolínea Trans-World vieron esta primer película en un avión, y por supuesto se llamaba Heredarás el Viento.

Heredarás el Viento fue la película, basada en la obra de Broadway referida al famoso evento que partió las aguas sobre el debate de la creación y la evolución, llamado ‘El juicio a Scopes’, originado por la Ley Butler, la cual se debatió en un día como el de hoy de 1925, en el Senado de Tennessee. La Ley Butler propuso ‘prohibir a los maestros de escuelas públicas negar la narración Bíblica literal sobre el origen del hombre y enseñar en su lugar la evolución del hombre desde los órdenes más bajos de animales’. Tanto la obra como la película hacían una interpretación errónea de los hechos y del carácter de las personas que mostraba, pero lo más importante es que triunfó en su ataque contra el ‘fascismo del Macarthismo’.

Nuestro versículo de esta noche dice que los sabios de corazón no traen problemas a su propia casa y, los que lo hacen, son necios y verán su herencia convertirse en nada, para entonces alimentarse del aire y convertirse en sirvientes de los sabios y generosos que no causan problemas. ¡Pueden estar seguros, si traen problemas a sus hogares donde alguna vez hubo paz, esos problemas causarán su degradación! Ya sea que esos problemas sean por mala administración financiera, por infidelidad en las relaciones, por deshonor por lo que dicen o hacen, por insociabilidad, por falta de amabilidad; por ser tacaño al cubrir las necesidades; en otras palabras, cualquier retención de aquello que debe entregarse o cualquier otra clase de tratos engañosos de aquello que se debe, es una mala administración, es un problema y te desheredará y te reducirá a la condición de un sirviente golpeado por la pobreza. Ten cuidado entonces, de no degradar el umbral de tu propia puerta.

Simeón y Leví agitaron las aguas de la familia de Jacob cuando asesinaron a los hombres de Siquem. Acán perturbó la casa de Israel y muchos murieron por haber él tomado lo prohibido y maldito. Saúl perturbó la tierra con su celo carnal y desproporcionado y, amigos, todos debemos tener cuidado por los celos fuera de lugar hacia otros, los cuales castigan a aquellos que deberían ser bendecidos por nosotros y ser una bendición para nosotros.

Padre, ¿estás intimidando a tus hijos? Esposa, ¿estás afligiendo a tu esposo? Hermano, ¿estás haciendo sufrir a tu hermana? Hijo, ¿estás deshonrando a tu padre? Hagan silencio, porque escucho el sonido de campanas y veo la próxima carrera de tamos, rodando por sus calles. La Ley Butler agitó las aguas de una nación y todavía hoy ésta se tambalea por esto y si Cristo se demorara, si las aguas se aquietaran, el fondo de la laguna sin duda se vería como un lugar muy pobre. Ten cuidado entonces de no degradar el umbral de tu propia puerta.

Medita: “Por fin recapacitó y se dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros.” Lucas 15:17-19

Ora: Señor, he perturbado mi propia casa espiritual y mi propia casa familiar. Sé Señor, que debería heredar el viento; sin embargo, clamo a Ti esta noche para que me hagas un mejor hijo y que restaures, tanto a mí como a los míos, aquellos años que permití que las langostas devoraran. Que así sea en el nombre de Jesús. Amén.

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