Wednesday, March 23, 2011

Mar | 23 | Nabal no fue capaz de unirse a los ‘vivos’

Palabra para meditar – ESPERANZA

Isaías 32:6-8
“Porque el necio profiere necedades, y su mente maquina iniquidad; practica la impiedad, y habla falsedades contra el SEÑOR; deja con hambre al hambriento, y le niega el agua al sediento. El canalla recurre a artimañas malignas, y trama designios infames; destruye a los pobres con mentiras, aunque el necesitado reclama justicia. El noble, por el contrario, concibe nobles planes, y en sus nobles acciones se afirma.”


Leer también: 1ª Samuel 25.

Nabal no fue capaz de unirse a los ‘vivos’

La madre primeriza miró con amor en los ojos de su adorado bebé recién nacido:

“Oh querido” dijo a su feliz esposo,
“Oh querido, ¿cómo lo llamaremos?”
“Mi amor”, respondió él, “Es nuestro primer hijo. ¡Mi primer hijo y es un varón! ¡Aleluya! ¿Qué tal si lo llamamos Tonto?”
“Suena un poco rudo”, respondió ella, “Un poco rudo... ¿Qué tal Insensato?”
“Mmm...” dice él, contento pero inseguro. “Tiene cuatro sílabas en lugar de tres, así que... ¿Qué tal Imbécil?”
“¿Tres sílabas?” dice ella, “¡Oh bueno! ¿Qué es todo esto de tres? Vamos a hacer esto,” dice ella, “dejémonos de historias con este niño y pongámosle un nombre que resuma todo”.
“¿Qué sugieres?” contestó él, expectante.
“¡Necio!” exclamó ella, “¡Llamemos al pequeñito, Necio!”

Y entonces se le dio al hijo el nombre de Necio, o Nabal, como lo conocemos nosotros.
Nabal era descendiente de ese gran hombre muy renombrado, el último hombre de pie de su generación, Caleb. Nuestra historia de esta noche trata de mostrar algunas cosas importantes, la principal es que el fruto de nuestras entrañas, muchas veces cae muy lejos del árbol. En el caso de Nabal, ciertamente fue así.

Ahora, Nabal era hombre rico. Sólo puedo imaginar que esta es la razón por la cual terminó quedándose con una mujer sabia, hermosa y justa, llamada Abigail. Siempre me sorprende lo que las personas necias pero ricas pueden adquirir para sí mismas. A pesar de todo, la verdad es que Nabal era un rico necio. Algunos doctores, al examinar la historia completa de la triste muerte de Nabal, al leer en 1ª Samuel 25, conjeturaron que sufrió de una “enfermedad circulatoria que al final, probablemente, le provocó una hemorragia cerebral. La causa de esta enfermedad”, dicen ellos, “es que, probablemente Nabal era un alcohólico confirmado, que sufría de arteriosclerosis e hipertensión, y la lesión que lo mató, posiblemente se localizaba en una placa ateromatosa en el cerebro, y eso pudo ocasionar los diez días en coma previos a su deceso”. Cualquiera que bebe hasta morir, sin dudas, es un necio. ¿Eres tú esta clase de necio? No se equivoquen: He conocido a muchas personas que se llaman a sí mismas Cristianas, que fueron enviadas a sus casas para morir porque los doctores en el hospital sabían que la causa de su enfermedad era el alcoholismo y ninguna otra. Les pregunto nuevamente: ¿Son ustedes esta clase de necios?

Nabal, simplemente, es el epítome del necio que rechaza a Dios y a Sus ungidos. Él está obsesionado con sus posesiones y su poder; es un bruto, un abusador de hombres, un avaro de sus riquezas personales, un insensato que considera a sus conocidos como ganado que debe ser marcado y utilizado a placer, cuándo y como él lo desea. Aunque David privadamente protegía los bienes y la reputación de este hombre, fue la presencia de David en el desierto lo que permitió que la prosperidad de Nabal continuara y se incrementara. ¡Imaginen eso!

En el tiempo de la esquila de las ovejas, en un área que en aquel entonces estaba dominada por el comercio de la lana, fue el proclamado y futuro Rey David, hijo de Isaí, quien indicó a sus seguidores que amable y calmadamente, con gentileza y gran respeto, pidieran algo para su protección, y una pequeña parte de la prosperidad de Nabal, para que de esa forma las tropas de David se alimentaran y pudieran regocijarse con él en las celebraciones. Nabal podía hacer eso sin dificultad.

Sin embargo, Nabal el necio, finge no conocer a David, y cuestiona su linaje y su unción. Sus tropas se retiran amablemente y le cuentan a David lo sucedido. Cuando David recibe esta especial bofetada en el rostro, toma su espada e instruye a sus seguidores para que hagan lo mismo; luego, enojado, monta su corcel con el único propósito de cubrir sus costados con la sangre de Nabal.

Fue Abigail, quien dejando a su esposo en un estupor de alcohol, cabalga para encontrarse con David en el camino, y tratar de impedir su venganza. Ella tiene éxito en esto y a la mañana del día siguiente ella cuenta en los oídos a su esposo, presa de un terrible dolor de cabeza, sobre lo que ella había hecho, y éste sufre un ataque cardíaco y queda paralizado, entrando en un coma de diez días del cual nunca se recuperó. ¡David se regocija en la muerte de Nabal y luego se casa con la dulce y sabia Abigail!

Todos los necios, quienes en su orgullo rechazan el gentil acercamiento del Rey Jesús, en el final, serán aniquilados por nuestro Dios Todopoderoso. Todas las esposas fieles atadas a estos necios, ya sea por matrimonio o sangre (escuchen bien) serán salvas en el final, y se unirán a Jesús como Su esposa.

Dios nos pinta una imagen simple esta noche, una imagen que incluso un necio puede comprender. ¿Eres tú un necio?

Reflexiona: “Por la mañana, cuando a Nabal ya se le había pasado la borrachera, su esposa le contó lo sucedido. Al oírlo, Nabal sufrió un ataque al corazón y quedó paralizado. Unos diez días después, el SEÑOR hirió a Nabal, y así murió.” 1ª Samuel 25:37-38

Ora: Por favor mi Señor, no tengas estima por este sinvergüenza de Nabal. Pues como su nombre, así es él: necio significa su nombre ¡y la insensatez está con él! Pero yo, Tu siervo, te pido que Te contengas de venir con derramamiento de sangre y en venganza de Ti mismo. Ahora, permite que Tus enemigos y aquellos que buscan hacer daño a mi Señor, sean como Nabal; en cuanto a mí y a mi casa, por favor, perdona los pecados de tu siervo y permite que nuestras vidas sean ligadas a los ‘vivos’, el pueblo que Te sigue con todo su corazón. Amén.


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