Sunday, March 27, 2011

Mar | 27 | Vacas Zombis

Palabra para meditar – PICANA

1  Samuel 6:3-9
“Si piensan devolverla —contestaron—, no la manden sin nada; tienen que presentarle a Dios una ofrenda compensatoria. Entonces recobrarán la salud y sabrán por qué Dios no ha dejado de castigarlos. —¿Y qué le debemos ofrecer? —preguntaron los filisteos.—Cinco figuras de oro en forma de tumor —respondieron aquéllos— y otras cinco en forma de rata, conforme al número de jefes filisteos, pues la misma plaga los ha azotado a ustedes y a sus jefes. Así que hagan imágenes de los tumores y de las ratas que han devastado el país, y den honra al Dios de Israel. Tal vez suavice su castigo contra ustedes, sus dioses y su tierra. ¿Por qué se van a obstinar, como lo hicieron los egipcios bajo el faraón? ¿No es cierto que Dios tuvo que hacerles daño para que dejaran ir a los israelitas?

Ahora manden a construir una carreta nueva. Escojan también dos vacas con cría y que nunca hayan llevado yugo. Aten las vacas a la carreta, pero encierren los becerros en el establo. Tomen luego el arca del SEÑOR y pónganla en la carreta. Coloquen una caja junto al arca, con los objetos de oro que van a entregarle a Dios como ofrenda compensatoria. Luego dejen que la carreta se vaya sola, y obsérvenla. Si se va en dirección de Bet Semes, su propio territorio, eso quiere decir que el SEÑOR es quien nos ha causado esta calamidad tan terrible. Pero si la carreta se desvía para otro lugar, sabremos que no fue él quien nos hizo daño, sino que todo ha sido por casualidad.”

Vacas Zombis

Así es que Dios deseaba asesinar a los hijos de Elí. Por eso Ofni y Fineés fueron muertos cuando el Arca de Dios, ese cofre que daba testimonio de la presencia del Señor entre Su pueblo, también se perdió en la batalla con los Filisteos.

Como si fuera cualquier otro trofeo de otro dios que habían conquistado, el Arca fue colocada por los filisteos ante su propio dios, Dagón. Después de todo, pensaban, ‘dos dioses = doble poder’. Sin embargo, lo que siguió no fue más que un completo desastre para los filisteos, ya que sufrieron una plaga de tumores testiculares y fueron invadidos por ratas y todas las infestaciones e infecciones que éstas traen consigo. Para colmo, su ídolo Dagón fue encontrado en varias ocasiones yaciendo postrado y quebrado delante del Arca del Señor. Esto no ayudó a la reputación de su dios local ya que, hasta hoy, “Ni los sacerdotes, ni ninguno de los que entran en el templo de Dagón en Asdod pisan el umbral” (1ª Samuel 5:5). Sí, el altar de Dagón en Asdod fue destruido, para siempre, por la presencia del único y verdadero Dios.

Los cinco gobernadores de los Filisteos se pasaban los problemas que traía la presencia del Arca de Dios, de una de las provincias que gobernaban a la siguiente. Esto fue así hasta que un grupo ‘SPAN’ (Sí, Pero Aquí No) armó semejante escándalo que, finalmente, el problema hubo de ser enfrentado de la manera adecuada. Así pues, los sacerdotes de los filisteos llegaron con la solución presentada en nuestro versículo de esta noche y, por eso, cargaron la carreta y observaron los resultados desde la distancia.

Ahora, Dios hizo lo que Dagón nunca podría haber hecho: Guió a las vacas que, a pesar de no estar habituadas al yugo que se les había colocado, bajo la guía de Dios jalaron la carga de forma pareja y segura; mantuvieron su atención en el camino correcto; superaron su deseo, muy fuerte y natural, de ir hacia sus becerros y se dirigieron directamente, sin pasarse ni un giro en el camino, hacia la ciudad sacerdotal de Bet Semes. Es preciso hacer notar que las vacas actuaban de manera contraria a sus instintos, ya que no habían olvidado a su descendencia y, por lo tanto, no estaban siendo compelidas a proseguir hacia adelante porque estuvieran en un estado “zombi” de vaca; no, ellas todavía mugían por sus pequeños, los llamaban; es más, deseaban estar con ellos. Parecería entonces que estas vacas sabían quién era su verdadero Maestro, conocían a su gran Amo y seguían Sus órdenes, aunque fuera hacia su muerte, a pesar de, y sobreponiéndose a sus instintos vacunos naturales. Los filisteos, quienes las seguían y las observaban, pudieron también ver la majestad y el poder de Dios sobre la naturaleza al ver a estos bovinos. Esto era suficiente para que reconocieran que el juicio de Dios había verdaderamente caído sobre ellos.

Todos nosotros, en cualquier nación donde vivamos actualmente, parecemos desconocer, o siquiera considerar, que el juicio de Dios pueda estar sobre nosotros. A diferencia del ganado de nuestro versículo, nosotros somos como ‘vacas zombis’ trotando no con alegría, sino más bien como un zombi a quien los efectos de la droga y algún brujo vudú lo tiene así; nos movemos con torpeza, nuestra estabilidad es similar a la de Frankenstein, y vamos directo al matadero; estamos cubiertos de tumores de ETS (¿sabían que un estudio federal del año 2003 reveló que un 25% de las adolescentes norteamericanas eran portadoras de una enfermedad de transmisión sexual?) y apilamos a nuestros hombres jóvenes como carne muerta en campos de batalla alrededor de ese mundo que observa. No puedo evitar pensar que esto es simplemente el principio de nuestros dolores, pues las vacas zombis, perdidas en un estupor auto-indulgente de mugidos sin discernimiento y mascando su alimento, rara vez escuchan el Evangelio de Jesucristo cuando se los presentan, porque Dios ha endurecido sus corazones y las ha colocado en un estado de rechazo de Cristo.

Toda la verdad de la Biblia presenta una imagen perturbadora de un Dios bondadoso y santo que entra en contacto con una humanidad malvada y sucia. Nuestra única esperanza es orar a Dios por misericordia sobre nuestras naciones con ganado zombi, el cual está yéndose de cabeza hacia los mataderos. De hecho, la respuesta a nuestros problemas no es tener mejores programas para complacer a las masas, ni ofrecer unas super presentaciones para forzar a la gente a entrar al Reino; tampoco es la música de moda para llevarlos hacia ciertas denominaciones. No, es más bien el orar a Dios para que suavice sus corazones y abra sus oídos antes de que sean asesinados ante Su presencia. No es un mensaje alegre, lo sé, ¡pero es uno que debe pregonarse!

Reflexiona: “El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor.” Isaías 1:3a

Ora: ¿Qué galardón hay para aquellos que mueren como ganado? Quita Señor el estupor zombi que ha caído como membrana de muerte alrededor de todos los recién nacidos de estas generaciones descarriadas. Señor, da a Tu iglesia el tipo correcto de ‘picana’ para emitir una llamada de atención oportuna para todos y para cada uno. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.


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